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Carlos Sainz se convierte en profesor

El campeón mundial de rallies impartió ayer en Colmenar la lección final de un curso que ha durado toda la temporada

Carlos Sainz mudó ayer su mono de carreras por la simbólica toga del maestro. El bicampeón mundial de rallies encontró un hueco en su apretadísima agenda para dedicar el día a transmitir sus conocimientos. Los alumnos fueron Esteban, Jorge, Óscar y Jesús, cuatro jóvenes que prometen como pilotos de rallies. Durante 1998, sus discípulos han sido los componentes del Fortuna Sainz Junior Team, el equipo-escuela formado por el piloto madrileño a principios de este año con el objetivo de buscarse un heredero para el futuro. Ayer, en unos caminos cercanos a Colmenar Viejo, el profesor Sainz impartió la lección final de un curso que ha durado toda la temporada.El junior team se puso en marcha el invierno pasado. Un anuncio, sólo uno, en prensa escrita sirvió para convocar a 1.600 aspirantes. Los hubo de todas las edades, de uno y otro sexo, de varias razas y de cualquier condición. Sin discriminaciones. Todos tuvieron el derecho a presentarse a la selección inicial, que se celebró en los circuitos de Cataluña, Albacete y Jarama.

Allí pasaron la primera criba, que dejó a 20 ilusionados finalistas pendientes de una prueba definitiva en el circuito madrileño, frente a los ojos del propio Sainz y de un jurado de expertos compuesto por pilotos, copilotos, periodistas y gente de la mercadotecnia. El veredicto tuvo en cuenta las habilidades al volante, pero también el carácter, los estudios y la capacidad de expresión en público.

En febrero, los elegidos se convirtieron en alumnos privilegiados de Carlos Sainz. Esteban, Jorge, Óscar y Txus quedaron apuntados a las clases del mejor profesor que podían soñar para enseñarles los trucos, guiarles en el camino y corregirles los defectos. Si alguien puede transmitir los secretos del piloto de rallies, ése es un bicampeón mundial y vencedor de 22 carreras del campeonato del mundo.

El objetivo del Fortuna Sainz Junior Team estuvo claro desde el principio: se trataba de buscar un sucesor al más grande conductor que ha dado este país. Ni Sainz ni el automovilismo español quieren que se pierda la afición y el interés por los rallies que han creado en España los numerosos triunfos del piloto madrileño.

"Éste es un proyecto a largo plazo", reconoce Sainz. "Hemos empezado prácticamente desde cero con estos chicos y hay que seguir cubriendo etapas. El año que viene queremos continuar con varios de ellos y quizá incorporemos algún otro piloto que promete. Pero todavía es muy pronto para saber si alguno de ellos llegará al Mundial".

De momento, el asturiano Esteban Vallín, de 23 años, resultó elegido ayer como el mejor del curso, y como premio podrá competir con los mejores pilotos españoles en la Carrera de Campeones, que se disputará este fin de semana en Gran Canaria. Vallín estudia ciencias políticas en la Universidad a Distancia (UNED) y hasta hace poco aún ayudaba en el supermercado que su familia regenta en Colunga (Asturias).

Ninguno de estos muchachos ha tenido que invertir ni una peseta en la competición. Para cubrir el presupuesto, Sainz puso dinero de su bolsillo y consiguió involucrar en la aventura al Consejo Superior de Deportes y a los patrocinadores que le apoyan en el Mundial (Fortuna, MoviStar y Castrol). Sólo Toyota quedó a un lado. Seat, la marca española que ahora también compite con éxito en el campeonato del mundo, aportó cuatro Ibizas preparados especialmente.

Como parte de su formación, como pilotos y como personas, los cinco muchachos han participado en 12 pruebas a lo largo de la temporada. Han corrido sobre asfalto, sobre tierra y en circuitos. Y todos han sufrido sus primeros accidentes serios. Ayer, después del curso, llegó la hora del examen final. Sainz pasó mucho rato sentado en el asiento del miedo, el que ocupa el copiloto. Desde tan cerca pudo observar, corregir y pulir a sus discípulos.

Les enseñó cómo se anotan las características de los tramos durante los entrenamientos para que después, en la carrera, el copiloto las pueda recitar a toda velocidad. Les explicó cómo trazar las curvas, cómo interpretar el estado del suelo. Les contó todo lo que sabe, que es mucho, para ir más rápido con menos riesgos. Y también les dijo cómo tiene que comportarse un campeón.

"Todo este año ha sido un sueño", comentó el vasco Txus Jaio, de 23 años, que entre carrera y carrera volvía a su trabajo de albañil. "Antes no había salido de mi pueblo, Markina, y ahora he aprendido hasta a hablar con los periodistas". Pero primero tuvo que aceptar la instrucción inicial de su profesor: cortarse la melena.

Jaio luce la etiqueta de ser el más espectacular de todos. Se aplastó una vértebra en el Rally de Salou y estuvo tres semanas en cama, pero regresó a la competición a tiempo de la última lección, la que dio Sainz ayer por los alrededores del Canal de Isabel II. Y el año que viene, más.

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