Anguita denuncia el incumplimiento de la Constitución y exige su reforma
Julio Anguita comparó ayer a quienes se empeñan en defender el texto constitucional con Pedro el Cruel, que obligó a rendir pleitesía a un cadáver, el de Inés de Castro. El coordinador general de IU, en una conferencia en el Club Siglo XXI, denunció los incumplimientos de la Constitución y exigió su reforma. Además, insistió en su petición de un Estado federal, plurinacional y solidario, el cual llevaría consigo necesariamente la instauración de la República y el derecho a la autodeterminación.
Pedro el Cruel e Inés de Castro. Julio Anguita invocó ayer a ambas figuras históricas en los salones del Club Siglo XXI a propósito de la Constitución vigente. El primero obligó a los nobles a doblar la rodilla ante el cadáver de la segunda, recordó para afirmar a continuación que "mantener hoy de manera ultramontana la vigencia de la actual situación es, cuando menos, una operación interesada consistente en exigir pleitesía y reconocimiento a una simple fórmula legal en creciente vaciamiento de sustancia".Así empezó anoche el coordinador general de IU una conferencia que derivó hacia la moneda única, la construcción europea y, sobre todo, la necesidad de reformar la Carta Magna en tres aspectos: el del Estado, el político y el económico. Inasequible al desaliento, dejó claro además que la construcción de un Estado federal, plurinacional y solidario tiene que llevar consigo -"como la lógica más refrendada de la historia nos enseña", matizó- la República como forma más consecuente.
Porque, aunque buena parte de su exposición estuvo centrada en la construcción europea y los problemas de la moneda única, Anguita también dedicó su interés a la reforma del Estado. Una reforma que él mismo cree que puede hacerse, al menos en una primera fase, con el actual texto constitucional. También aclaró, eso sí, que, "llegado el momento, necesita de su reforma".
La cuestión para Anguita es que la Constitución no se cumple, sobre todo en sus aspectos más sociales. Es verdad, reconoció él mismo, que éste es ya un viejo discurso suyo. Pero anoche abundó en él y planteó de nuevo la pregunta de si las competencias que la Constitución pasa "en depósito" a las instituciones europeas no suponen en realidad nuevos incumplimientos, si no quedan en "hibernación" los principios sociales que no se han puesto en práctica.
Las quejas de Anguita sobre la construcción europea se basan fundamentalmente en que no ha habido una unión política, sino sólo una económica. En su análisis, el poder del Parlamento Europeo es absorbido por el Banco Central Europeo o los mercados, lo que hace que la construcción europea no se haga con criterios democráticos. Y que la moneda única lleve a un vaciamiento mayor de los contenidos constitucionales.
"¿Qué queda en pie más allá del ropaje legal de la Constitución de 1978?". Anguita se respondió: "El ejercicio de lo que ha venido en llamarse hipocresía legal". Un ejercicio que situó como constante en toda nuestra historia y que resumió en la frase "la ley se acata, pero no se cumple".
Fue un viaje oscuro y tenebroso por la construcción europea para llegar a unos atisbos de esperanza, ya al final de su intervención. Pidió la construcción de los Estados Unidos de Hispanoamérica y para España "una propuesta capaz de clausurar siglos de equívocos, indefiniciones o simplistas apaños cuartelarios". "Construyamos", animó, "un Estado federal, plurinacional y solidario".
Anguita terminó su intervención con un amargo reproche. "Durante años he aburrido con cansina insistencia apelando al cumplimiento del texto constitucional. Esta insistencia no sólo ha obtenido silencios, sino incluso bromas, burlas y chanzas por parte de quienes hoy se prestan a defenderlo como Leónidas el paso de las Termópilas". Y puestos a buscar méritos, ¿lo es que a su conferencia asistiesen el juez Javier Gómez de Liaño y la fiscal María Dolores Márquez de Prado?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.