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"El afán por urbanizar prevalece sobre la protección del suelo"

El suelo como elemento ambiental. Perspectiva territorial y urbanística es el título de la última publicación de la Universidad de Deusto. Su autor es José Luis Ávila, doctor en Derecho, profesor de dicha Universidad bilbaína y ex viceconsejero de Ordenación del Territorio del Gobierno vasco. Desde el análisis de la legislación medioambiental y su experiencia en la consejería de Medio Ambiente entre 1988 y 1991, Ávila concluye que "el urbanismo no ha considerado adecuadamente el medio ambiente y la necesaria protección de suelo". "En la práctica, el urbanismo se ha desarrollado al margen de la protección del suelo", añade el autor. El libro parte del análisis de la ley del Suelo de 1956 y sus posteriores desarrollos y de otra serie de normas jurídicas medioambientales. En opinión de Ávila, "la legislación medioambiental no trata el suelo como al resto de los elementos a proteger. El suelo no se aborda de manera exclusiva". Por esta razón, considera el autor que "el suelo ha sido uno de los elementos tradicionalmente más abandonados". La reciente entrada en vigor de las Directrices de Ordenación Urbanística (DOT) del Gobierno vasco aportan "un rayo de esperanza al adecuado tratamiento del suelo en el País Vasco", apunta Ávila, quien advierte que para que las DOT sean "un instrumento eficaz en el futuro, deben adecuarse a ellas todos los planes territoriales municipales y supramunicipales y el Gobierno vasco debe velar escrupulosamente por su cumplimiento". Según Ávila, la dispersión de las competencias medioambientales ha influido también en que urbanismo y protección del suelo hayan discurrido por caminos diferentes. "No se actúa eficazmente desde las administraciones públicas en materia medioambiental", asegura el autor, quien critica que "en Euskadi hay una dispersión extraordinaria entre las diferentes competencias sobre medio ambiente". La cultura urbanística "no ha pasado ni pasa por la sensibilización medioambiental". Así, el afán por construir ha prevalecido sobre la protección del suelo, dice Ávila, quien hace hincapié en la falta de control sobre el suelo. "El mapa de suelos contaminados [realizado por el departamento de Medio Ambiente] es un síntoma evidente de que no ha habido control mínimo sobre el suelo". El citado estudio calcula que en Euskadi hay 7.000 hectáreas de terreno contaminado, lo que representa el 1% del territorio vasco. Para superar esta situación, el ex viceconsejero defiende "la interrelación entre la legislación medioambiental y los planes urbanísticos" y apunta los pasos a seguir. "Antes de planificar y urbanizar, hay que tener en cuenta la vocación y capacidad de cada suelo; si no se hace así, el resultado será siempre nocivo".

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