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Claudio López rasca en la herida

El Valencia supera con claridad al Madrid y descubre sus carencias defensivas

Llegó herido defensivamente el Madrid a Mestalla, y Claudio Piojo López puso en marcha su extraordinaria velocidad para hurgar una vez tras otra en la herida. Lo hizo sin piedad. Un emisario del Juventus lo espiaba en la grada. Y el Piojo buscó a Fernando Sanz y se ensañó con el central madridista. Corrían a diferentes velocidades. Pero no sólo fue eso. El Madrid fue un equipo inerme en Mestalla. No mereció apenas nada, ni siquera el gol que le llegó en un fallo de Cañizares. El Madrid jugó sin alma y el Valencia le puso mucho ritmo para imponerse en el centro del campo: allí Milla y Mendieta se repartieron el reinado. Y lanzaron a sus dos magníficos delanteros. El grupo de Hiddink practicó un fútbol soso y horizontal.Siendo cada cual fiel a su repertorio, la primera parte le aportó ganancias al Valencia, que aprovechó la crisis defensiva en la que vive inmerso el Madrid de Hiddink desde que se lesionó Fernando Hierro. El nervio de Piojo López causó estragos en la zaga madridista, que no sabía cómo parar aquella locomotora que llegaba siempe a la contra. Caía por todos lados el Piojo, que perseguía enloquecido los balonazos que le envían desde distintos puntos sus compañeros. Uno de ellos lo convirtió en oro tras un error en el marcaje de Roberto Carlos, que tapó mal. Aposentado en la grada de Mestalla un enviado del Juventus, el Piojo tiene prisa por marcharse a Italia.

VALENCIA 3 REAL MADRID 1

Valencia: Cañizares; Angulo, Carboni, Roche, Björklund, Schwarz; Mendieta, Milla (Soria, m.82), Popescu; Ilie (Lucarelli, m.85) y Claudio López.Real Madrid: Illgner; Rojas (Guti, m.70), Sanchis, Sanz, Roberto Carlos; Seedorf, Redondo, Jarni (Suker, m.67); Raúl; Mijatovic y Savio. Goles: 1-0. M.35. Pese de Ilie a Claudio López, que desborda a Roberto Carlos y dispara a portería; Illgner no atrapa el balón y Ángulo que venía desde atrás empuja el balón a la red. 1-1. M.57. Seedorf centra, Cañizares no logra bloquear el balón y Savio marca. 2-1. M.65. Ilie envía un pase largo a Claudio López, que bate a Illgner. 3-1. M.74. Popescu centra desde la banda derecha, Claudio López controla el balón, aprovecha un resbalón de Seedorf y bate por abajo a Illgner. Árbitro: Japón Sevilla. Amonestó a Rojas, Björklund, Claudio López y Roberto Carlos. Unos 54.000 espectadores en Mestalla.

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El Madrid tenía el balón y el campo, pero no sabía muy bien para qué. Jugó desganado y se vio superado en el centro del campo por el trabajo inagotable de Mendieta y por la inteligencia de Milla. De Redondo, no se supo. Como tampoco hubo noticia de la cacareada banda izquierda, donde ni Jarni ni Savio entraron en juego.

Entre que el Madrid abordó precavido el partido y que el Valencia quería evitar el efecto gaseosa de otras ocasiones (empezaba como un tiro y se apagaba a la misma velocidad), el choque nació medio mustio. Sin la electricidad de las grandes ocasiones.

Entre tantas figuras madridistas, el humilde Mendieta sacó la cabeza en el centro del campo reclamando su cuota de protagonismo. De igual modo, Milla, silenciosamente, manejaba con critrerio las instrucciones de su técnico. Desatascaba el fútbol en su parcela, tocando, casi siempre de primeras, a una lado y a otro, y lanzaba de inmediato a las dos balas valencianistas.

El Madrid tuvo un arranque muy tibio, como si no le fuera la cosa. Tan sólo el controvertido Seedorf trató de aprovechar por el carril del ocho las carencias defensivas de Schwarz, que eran muchas.

Por ese lado el Madrid se fue metiendo en harina. Fue imponiendo su jerarquía, con todas las ventajas y los riesgos que ello acarreaba. Entre los primeros, aquella jugada trenzada que Seedorf centró al primer toque para que Raúl, solo ante Cañizares, le cabeceara manso a las manos de éste. Y entre los segundos, las decenas de metros que así le proporcionaba a las carreras de Ilie y López, mucho más rápidos que sus rivales, a no ser que se tratara de Roberto Carlos. E incluso así, pues Claudio López, en un uno contra uno con Roberto Carlos, hurgó en la defectuosa manera de defender del brasileño y disparó para que se la comiera Illgner y llegara con la escoba Angulo. El Madrid supuraba por el centro de su defensa y por ahí rascaban los delanteros del Valencia. Sin gran acierto, por otra parte, pues Ilie no tenía su noche y mucho menos desde que se lastimó el hombro y hubo de jugar gran parte del choque con el brazo medio inmóvil. De hecho, ayer el Valencia pagó los egoísmos de sus dos delanteros, que no quisieron ni verse cuando encaraban con relativa comodidad a la defensa madridista.

La segunda parte se inició bajo las coordenadas de la primera. Es decir, un dominio insípido del Madrid que era visto con delectación por el Valencia, que vivía muy tranquilo desde su presión en el centro del campo y sus salidas de estampida. Así trascurría el encuentro hasta que el Madrid fabricó un gol de la nada. De un centro aparentemente inocuo de Seedorf, un mal blocaje de Cañizares y un remate cercano de Savio, que pasaba por allí. Este ataque madridista había sucedido a una clarísima ocasión del Valencia, en la que el Piojo se atracó de balón. Entendió la lección Ilie, que después serviría magistralmente al Piojo en profundidad, el argentino aprovechó la lentitud de Sanz y batió a Illgner. En esta segunda parte, López se pegó a la zamarra de Sanz y decidió explotar sus diferentes velocidades.

El partido se desató en este punto. Adquirió el calor que siempre han proyectado estos enfrentamientos. Sin mucho fútbol, es cierto, pero con la exhibición del Piojo, que seguía haciendo trizas a la defensa de Hiddink. Su tercer gol fue excelente: con un suave toque templó a un tiempo un centro de Popescu y dejó sentado a Seedorf, que no estaba dispuesto a asumir esas tareas defensivas. El Piojo entonces, muy calmado, acribilló a Illgner.

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