Réplica
En la edición del 12 de noviembre se publicó una carta, firmada por siete miembros de la Comisión Ejecutiva Confederal de CCOO, en donde las descalificaciones sustituían, por completo, a los argumentos al referirse a una reciente entrevista concedida por Antonio Gutiérrez a su periódico.Es imposible refutar, en los límites de espacio de esta sección, las abundantes falsedades y medias verdades que acompañan en la carta a los juicios de intención, no sólo sobre la actuación del Secretario General de CCOO sino sobre la del conjunto del sindicato. Sólo quisiera subrayar lo sorprendente que resulta que personas con una alta responsabilidad sindical sean capaces de dirigirse a la opinión pública en esos términos, mientras muchos miles de sindicalistas de Comisiones Obreras, entre ellos bastantes de los que forman parte del denominado "sector crítico", están esforzándose en un período de intensa actividad, por la coincidencia de negociaciones y movilizaciones con las elecciones sindicales.
Dicen los firmantes que quieren "actuar de testigos incómodos". Es su problema; los trabajadores más que testigos necesitan sindicalistas que quieran ser protagonistas en la lucha por sus derechos y por la mejora de sus condiciones de trabajo y vida. En los últimos años, CCOO sí ha sido protagonista en negociaciones, con el Gobierno o con la patronal, que han llevado a acuerdos que, por ejemplo, han fortalecido el sistema público de pensiones, promovido que en un año un millón de personas hayan accedido a un contrato de trabajo indefinido, o, más recientemente, definido la base legal de un contrato a tiempo parcial, estable, con derechos y protección social. Y cuando ha sido necesario, CCOO se ha movilizado (empleados públicos, enseñanza, "medicamentazo", Ford, etcétera); ahora mismo, preparamos, junto con UGT, la jornada del 3 de diciembre por objetivos solidarios que interesan a millones de trabajadores y parados. Estas y otras decisiones CCOO las toma, eso sí, procurando servir al interés de aquellos a quienes representa, sin ningún tipo de hipotecas, desde una autonomía sindical de la que la gran mayoría de sus integrantes se sienten orgullosos; y también, desde un gran respeto a los procedimientos democráticos, el pluralismo interno y la libertad de expresión, que siempre hay que mantener, incluso cuando se utilizan de un modo tan lamentable como el de los siete firmantes.-
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