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Premio Cascote de Oro

Las asociaciones de Lavapiés recorren los cinco edificios más deteriorados del barrio

F. Javier Barroso

Dos horas. Ese fue el tiempo que requirió medio centenar de personas para recorrer los cinco edificios centenarios que, en opinión de la red de colectivos de Lavapiés, sirven para demostrar a propios y extraños el estado de ruina que sufren al menos 70 inmuebles del barrio. Corralas apuntaladas y paredes repletas de desconchones representan algunos ejemplos de este deterioro.El recorrido comenzó en el número 3 de la calle de Abades. Se trata de un portal, cuya fachada y pasillo interior están protegidos legalmente por su valor histórico. Unas escaleras de madera degastada dejan paso a un pequeño patio apuntalado desde hace 15 años. "Cuando colocaron estos hierros, redujeron los pasillos de tal modo que, si un día me voy de casa, no me podría llevar ni los muebles", decía Carmen, una de las dos inquilinas que lleva 74 años viviendo en el inmueble.

La calle de la Espada, 10, fue la siguiente escala técnica del recorrido. Nueve vecinos y dos locales sufren desde hace más de una década las consecuencias de la humedad y de una estructura de madera que va cediendo poco a poco. Sin embargo, todavía no ha sido declarada en ruina ni arreglada por el Ayuntamiento. "Nuestros nietos no quieren ni venir a vernos. Sólo nos llaman de vez en cuando por teléfono. Nuestros hijos sólo se acercan por compromiso cada cierto tiempo. No se puede vivir en estas condiciones", protestaba ayer Rafael Alonso Giménez, uno de los vecinos de la casa.

Poco a poco, se fue cubriendo el resto del recorrido. Siguieron los edificios de la calles de Lavapiés, 33 y de Sombrete, 7. El primero lo expusieron los organizadores como muestra de un edificio que tiene una fachada nueva y que por dentro se encuentra apuntalado. El recorrido terminó en Amparo, 62. Éste edificio sirvió como ejemplo de una corrala antigua que está apuntalada por los propios vecinos para que no se caiga. Dos aseos por planta dan servicio a 16 pisos de unos 20 metros cuadrados cada uno. Además no cuentan ni con agua corriente en sus viviendas.

"Los dueños no dejan que se hagan mejoras por parte de los vecinos porque así se les declara ruina y pueden especular con el solar y con la casa", señaló Eduardo González, de la asociación de vecinos La Corrala, uno de los colectivos convocantes.

El jurado de Lavapiés otorgó un premio a los pisos que se encontraban en peor estado. Este Cascote de Oro 1998 consiste en un escombro de obra pintado en color dorado y colocado sobre una base de madera forrada de papel que simula al mármol. El fallo se discutió en una antigua fábrica textil de la calle de Fray Ceferino González, que el movimiento okupa tomó la noche del sábado. Recayó en los inmuebles de las calles de Abades, 3; Lavapiés, 33 y Sombrerete, 6. Sus inquilinos, que pagan unas 35.000 pesetas al mes por pisos de 25 metros cuadrados, se lo pasarán unos a otros cada mes. Podrán exhibirlos cada mes como muestra de "edificio ruinosamente emblemático".

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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