Vitoria presenta la recreación del dramaturgo Robert Lepage sobre la obra de Cocteau y Miles Davis
La música y los textos proceden de un cruce casual sobre el Océano Atlántico entre el escritor francés Jean Cocteau y el trompetista estadounidense Miles Davis. Pero la puesta en escena cuenta con todos los ingredientes de las últimas tecnologías. Las agujas y el opio es la recreación que ha hecho el renombrado dramaturgo canadiense Robert Lapage de un año crucial en la vida de Cocteau y Davis, 1949, cuando ambos cambiaron de continente y se trasladaron a Nueva York y París, respectivamente. El actor italiano Néstor Saied presentará esta noche en el Teatro Principal de Vitoria esta producción de Lapage que aúna memoria surrealista, jazz y diversos efectos especiales.
Tras siete años de recorrer medio mundo, la obra de Lepage recala por vez primera en el País Vasco. Las agujas y el opio se centra en el periodo de la vida de Jean Cocteau y Miles Davis más cercano a su adicción a las drogas. Aunque el escritor francés llevaba lustros de reconocida adicción (desde que falleciera en 1923 su estimado Raymond Radiguet), Robert Lepage ha querido situar la acción en ese 1949 en el que los dos artistas intercambiaron continentes por vez primera. El director canadiense ha jugado en su obra con las coincidencias: la afición por los opiáceos de los dos artistas o el hecho de que ambos visitaran sus respectivas ciudades. Así recrea las impresiones que percibió Cocteau en aquel viaje de veinte días a Nueva York en 1949 al ritmo de la música de Miles Davis, que ya despuntaba como uno de los mejores trompetistas de jazz con la grabación del famoso Birth of the cool, en ese mismo año, cuando también visitó París. No se tiene constancia de que hubiera una intensa relación entre ambos creadores, pero no les hubiera disgustado este emparejamiento. Cocteau colaboró estrechamente con músicos como Satie o Stravinsky. "La vida de ambos creadores está unida por el túnel de la droga: un periodo trágico en el que sin embargo crearon obras artísticas extraordinarias", recordó ayer en Vitoria el intérprete Néstor Saied, quien descubrió otra de las coincidencias de la obra: "La historia de Miles Davis y Jean Cocteau se une con la de Robert Lepage, quien vivió en la misma habitación de hotel de París donde antes había residido Jean Paul Sartre y más tarde Juliette Greco, quien mantuvo una intensa relación con Miles Davis". Las agujas y el opio ha sido definida como "cine en vivo": un espectáculo visual que no rompe con el teatro clásico, pero que tampoco llega a los límites de la vanguardia por la que pasearon Davis y, sobre todo, Cocteau durante parte de su vida. "No se pretende romper con la presencia del actor ni del autor; la tecnología y los componentes multimedia se incluyeron para enriquecer su trabajo", explica Saied. Aunque es el mismo intérprete quien añade que no se puede hablar de Las agujas y el opio como de un monólogo. "Es un espectáculo en el que participan también siete técnicos y es tal su presencia que la sincronización entre actor y técnicos no puede desajustarse ni en dos segundos". Así que además de escuchar los recuerdos del diario de Cocteau de aquel viaje a Nueva York, con el fondo de las canciones de Miles Davis, el espectador también verá escenas de cine con la citada Juliette Greco o al propio Néstor Saied haciendo de Cocteau colgado de los aires, recreando el regreso desde Nueva York a París del escritor francés. La obra ha obtenido numerosos reconocimientos tanto en América como en Europa, entre ellos el de mejor espectáculo extranjero en el Festival de Otoño de París. El caluroso recibimiento que ha obtenido en España Lapage ha llevado al dramaturgo canadiense a preparar con actores del país una versión de El polígrafo¸ que se estrenará el 14 de enero del año 2000 en el Mercado de las Flores de Barcelona. Para entonces, ya estará terminada su versión cinematográfica, segunda incursión del canadiense en la gran pantalla.
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