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MUNDIAL DE RALLIES

Un "escándalo" derrota a Sainz en Australia

Makinen se coloca líder del Mundial tras una última etapa emocionante y polémica

La resolución del campeonato del mundo de rallies se aplaza dos semanas. Tommi Makinen y Carlos Sainz se disputarán el título en el Reino Unido, en la última prueba de la temporada, después que el piloto finlandés de Mitsubishi lograra ayer en Australia su quinta victoria del año, tercera consecutiva, aventajando al español de Toyota por 16,5 segundos.La carrera tuvo un desenlace emocionante y a la vez polémico. Empezó de madrugada, en los despachos, con la decisión de levantar la penalización impuesta a Makinen el sábado por adelantarse a la salida del último tramo. Según los comisarios, la prueba presentada no demostraba que Makinen hubiera quebrantado la regla respecto a la salida adelantada.

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El título volverá a decidirse en la última carrera, en el Reino Unido

"Es un escándalo", dijo Sainz cuando conoció la resolución. "Todo el mundo vio que Tommi se adelantó, pero aquí no pasa nada". Había ido a dormir sin la amenaza de su mayor rival en el campeonato y con medio título en el bolsillo, pero afrontaba la última etapa con la presión de Makinen y todo por decidir.

Además, desde el primer tramo comprobó que iba a tener muchos problemas para mantenerse como líder y controlar no sólo el ataque desenfrenado del finés, sino también el de McRae y el del inglés Richard Burns (Mitsubishi).

Volvió a quedar claro el perjuicio de abrir pista. Los tramos de los bosques de Bunnings estaban recubiertos de arena y gravilla, que el primer coche, el de Sainz, barrió para los demás. El más rápido del día fue McRae, que arrancaba sexto en cada tramo por su clasificación del día anterior. Y la general se apretó hasta llegar al clímax cuando quedaban dos tramos para el final.

Después de haber ganado arrasando las tres primeras especiales, McRae había recuperado un minuto respecto a Sainz y había alcanzado el liderato, pero en un pañuelo de 4,7 segundos se encontraban también Makinen, el propio Sainz y Burns. El triunfo iba a decidirse en el último sprint.

La sentencia llegó en el penúltimo tramo. Allí se resolvió el rally a favor de Makinen, que forzó la máquina, y en contra de Burns y McRae, víctimas del elevado ritmo. El inglés volcó, destrozó su coche y abandonó, y el escocés cedió tiempo al perder potencia en el turbo. Sólo pudo acabar cuarto y se quedó sin ninguna posibilidad de pelear por el título.

Sainz continuó con su maldición australiana, pero se encontró con el segundo lugar, que mantiene viva su ilusión. No pudo evitar que Makinen venciera y le arrebatase el liderato del Mundial y la ventaja al afrontar el duelo final. Por sus últimos resultados, el finlandés aparece ahora como favorito. "No se podía hacer nada más. Hemos ido tan deprisa como era posible", dijo el piloto madrileño.

"Nos ha perjudicado mucho ir abriendo la carrera porque no había manera de igualar los tiempos de los de detrás". "Ha sido un final dramático y emocionante", acabó. "Hemos tenido suerte por los problemas de algunos rivales, pero no me gusta la forma en que todo ha terminado".

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