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Madre, ¿no hay más que una?

Los experimentos del doctor Moreau; Frankenstein; la computadora de 2001, una odisea en el espacio, la película de Kubrick; los replicantes de Blade Runner... todos los intentos del mundo del fantástico de expresar el viejo anhelo humano de crear vida inteligente fueron citados en la mesa redonda celebrada en el Museo de la Ciencia para analizar el tema La creación del hombre artificial. El gran olvidado fue Pinocho, una marioneta que logró la vida humana naciendo de las habilidades de un artesano; sobre todo cuando el coloquio formaba parte del ciclo de conferencias organizado por el Festival Internacional de Teatre Visual i de Titelles de Barcelona. En la mesa, de carácter plenamente multidisciplinario, se hallaban el filósofo y profesor de la Universidad Pompeu Fabra Rafael Argullol; el artista Marcel.lí Antúnez; Josep Mallolas, médico especialista en enfermedades infecciosas, y Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia, que actuó como moderador. Jorge Wagensberg presentó el acto planteando este interrogante: "¿Creó Dios el hombre a su imagen y semejanza, o fue al revés, el hombre se inventó un dios a su imagen?". La utopía del hombre de alcanzar la principal cualidad de Dios, la de crear vida, es un anhelo que aparece en todas la culturas. Sin embargo, los avances de la ciencia hacen actualmente factibles algunos de los viejos sueños de la humanidad. Pero a medida que se está más cerca de la creación de vida, aparecen cuestiones morales que hacen plantear los límites de la ciencia. "Hasta ahora sólo hemos clonado ovejas, porque existen todavía cuestiones morales que dilucidar, pero la clonación del hombre es factible", apuntó Mallolas, que recordó que un clon puede ser físicamente exacto al original porque posee la misma información genética, pero nunca será la misma person. Una de las ventajas viables de la clonación humana sería la creación de órganos sin rechazo. Según Wagensberg, es tan grande la presión que ejerce la moral en la ciencia actual que se ha roto el tradicional aislacionismo de los científicos. "Ahora los científicos ya no quieren estar solos, necesitan una cobertura y justificación moral para sus investigaciones" Para Argullol, el techo que actualmente tiene el hombre en su camino a convertirse en un pequeño dios es la imposibilidad de crear un alma. "Entiendo por alma la capacidad del hombre de hacerse preguntas". Todos los ponentes estuvieron de acuerdo en que la llamada "inteligencia artificial", es decir, todo el mundo de la cibernética, no tiene capacidad de resolver cuestiones no programadas. Aunque, tal como apuntó Wagensberg, "existen experimentos que intentan introducir elementos de caos en los sistemas de inteligencia artificial, pero éstos son sistemas formales y no pueden ejecutar un plan B si les falla el plan A". Con la posibilidad de detener el envejecimiento y de crear vida sin necesidad de sexo, el hombre tiene una nueva perspectiva de existencia, reflexionó Marcel.lí Antúnez. "Quizá ahora podríamos diseñar un nuevo tipo de vida". Con este nuevo planteamiento vital cabría pensar en un nuevo orden familiar en que los conceptos de maternidad y paternidad serían cuestionados. "Es factible la posibilidad de congelar durante 300 años un óvulo fecundado por un espermatozoide y que una madre de alquiler tuviera el niño, aunque la auténtica madre no sería ésta", explicó Mallolas. También se apuntó la posibilidad de guardar un óvulo fecundado hasta que los padres se encontraran en la mejor situación económica y de disponibilidad horaria para tener un hijo. También se apuntó que si la ciencia consigue retrasar el envejecimiento, esta circunstancia tendría que ir acompañada de la posibilidad de disfrutar de buena calidad de vida. En el turno de intervención del público, una de las asistentes destacó la subordinación de la ciencia a los intereses económicos, cuestión que fue aceptada, pero que motivó que otro de los asistentes recordara que los grandes logros de la ciencia siempre se han producido por el deseo y la motivación inherente al trabajo del científico de responder a interrogantes. En el campo de la estética-ficción, Antúnez planteó la posibilidad futura de la utilización de la biogenética para seguir los dictados de la moda. "De igual manera que las actuales drag-queens llevan grandes plataformas en sus zapatos, podría llegarse al punto de que la moda fuera colocarse un ojo en la frente", comentó. Como siempre, la respuesta a los múltiples interrogantes que plantea la creación de vida artificial inteligente y los nuevos avances en biogenética la encontrará la propia sociedad de una manera menos alarmante y más natural. Al menos así lo consensuaron los tertulianos.

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