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Yo me lo guiso, yo me lo como

"Mi madre es de las antiguas. No me dejaba que tocara nada en casa y siempre me ponía como excusa para no irse unos días con sus amigas, que si yo no sabía ni planchar", cuenta José Luis, un bilbaíno de 37 años que hoy está aprendiendo a hacer besamel. Él es uno de los ocho hombres que asisten al primer taller mixto de intercambio de responsabilidades y tareas domésticas entre hombres y mujeres que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Bilbao. Desde hace cuatro años se impartían talleres, pero para hombres y mujeres por separado. Ellos aprendían tareas consideradas tradicionalemente femeninas, como cocina o costura, y a ellas se les enseñaban materias que se han asociado siempre con el mundo masculino, como fontanería o electricidad. Un total de 180 mujeres y 95 hombres han pasado ya por estos cursos. El objetivo del grupo mixto es que todos aprendan de todo, para mejorar la autonomía personal. Lo componen ocho hombres y ocho mujeres y comenzaron su primera clase hace tres semanas. Van a aprender desde cocina, plancha o limpieza hasta bricolaje casero, fontanería o mecánica del automóvil. José Luis quizá habría seguido como un rey en casa de su madre, sin más preocupaciones. Pero a la buena señora le dio una lumbalgia que le mantuvo en cama varias semanas. José Luis se vio en la necesidad de convertirse de la noche a la mañana en amo de casa y, ni corto ni perezoso, se apuntó el año pasado a las clases donde se enseñaba a los hombres las nociones básicas para atender una casa. "Me gusta más esta idea del grupo mixto porque, primero, te beneficias de la experiencia de las mujeres que asisten como alumnas y, además, es más divertido", indica José Luis. Hasta diciembre, los lunes aprenderán fontanería y los miércoles, cocina, de siete de la tarde a nueve de la noche. Después empezarán con electricidad, costura y plancha. Hoy el menú, que después de clase se comerán en armoniosa cena consta de lentejas (en olla exprés), croquetas de jamón y de queso azul (atención a cómo se prepara la besamel) y natillas. El profesor, Aitor Bilbao, cocinero profesional, les ilustra sobre las bondades de algún alimento mientras los alumnos se turnan en revolver las natillas. La madre de José Luis se ha recuperado, pero él no va a dejar los cursos: "Es enriquecedor", afirma. Además, su madre ya se ha ido dos semanas a Benidorm y piensa repetir. Para Itziar, de 38 años, lo fundamental son las clases de electricidad. "Me da pavor. Cocinar siempre me he defendido, aunque reconozco que se me da fatal", comenta esta mujer que vive sola y trabaja por las mañanas. Uno de los más jóvenes, Javier, tiene 28 años y está pensando en irse a vivir con una amiga. "Lo mejor del curso mixto es que tienes todas las materias y aprendes a desenvolverte solo", afirma. Sus amigos le toman el pelo a veces. "El miércoles pasado, que había partido y no vine a clase me decían riéndose "¿Hoy no vas a cocinar?".

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