El casco descascarillado
El diagnóstico del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado en 1995 pulveriza cualquier duda sobre el estado que presenta el casco antiguo de Cádiz, donde residen 50.000 personas, 40.000 menos que hace 20 años. Hay 2.300 infraviviendas localizadas, sin condiciones mínimas de habitabilidad, un número que no ha descendido en las últimas décadas y que, en muchos casos, ha empeorado. La ocupación media es de 3,93 habitantes por cada vivienda, lo que supera la media nacional y europea, que coincide en el 2,90. El 75% de las viviendas tienen menos de 90 metros cuadrados y "el hacinamiento está por encima de lo tolerable". Existen 6.000 viviendas que tienen entre 8 y 10 metros. Y, encima, hay un dato demoledor: el 48% de las familias de la ciudad están excluidas del mercado de la vivienda de la Bahía dado su bajo nivel de ingresos. El PP sacó adelante en el pleno del pasado viernes las ordenanzas de rehabilitación. Incluyen medidas novedosas, como una suerte de ITV para las viviendas con más de 40 años de antigüedad y ya se exige la cédula de habitabilidad para dar de alta cualquier contrato de agua o luz. Las ordenanzas, sin embargo, han sido criticadas por la oposición. Nueva Izquierda entienden que son copiadas de una ordenanza franquista de 1944 y el PSOE e IU reprochan el poco compromiso presupuestario para solucionar el problema. "Hasta ahora nadie había dado los pasos para contar con las herramientas necesarias", sostiene la alcaldesa, Teófila Martínez. Existió un precedente, el programa Izando Velas que puso en pie el PSOE, con resultados más que discretos.
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