Excelentísimo ujier
Dio una conferencia para los cachorros gallegos del PP. Votaría al PNV (Kepa Bordegaray, ex jefe de prensa de este partido, es su único biógrafo reconocido); y en su pueblo, Baracaldo, la Coria del Norte, ganó el PSOE. Nadie sabe si es políticamente correcto fichar a Javier Clemente como entrenador del Betis. Detrás de este fichaje hay un prodigio de la urdimbre, una mano de santa que se llama Esperanza Aguirre Gil de Biedma, ministra de Educación y Cultura, conceptos que según Italo Calvino no son precisamente sinónimos. Esta mujer pasará a los anales como la anti-gafe. Una palabra tuya bastará para promocionarme. Su hechizo no funciona si se queda en el equívoco o el malentendido que ha convertido en dos de las bellas artes. Necesita del desdén, de unas gotitas de ignorancia castiza para que surta efecto el ungüento. Los resultados son tan concluyentes que pronto veremos a Aramís Fuster, a Rappel y a Concha Pino haciendo cola en las oficinal del Inem. La ministra presumió de no conocer a Santiago Segura y lo convirtió en director de la película más taquillera de la historia del cine español. Confundió a José Saramago con la famosa pintora Sara Mago y le puso al escritor de Azinhaga la alfombra mágica para volar hasta Estocolmo y recoger el Nobel de Literatura. Propició con su verbo cristalino el cese de Javier Clemente tras el varapalo chipriota y le abrió las puertas para ser el cuarto entrenador del Betis en lo que va de Liga. Parafraseando el anuncio de una marca de coches, entrenar al Betis no es un trabajo; es un privilegio. A la ministra sólo le falta colocar en el Olimpo de los premios al novelista y dramaturgo Javier Tomeo, a quien tampoco tenía el gusto de conocer. Que confunda a Juan Manuel de Prada con un cantautor leonés y el novelista, que también nació en Baracaldo, no tardará en ganar el Cervantes. Que se le escape una broma por el parecido de Margarita Mariscal de Gante con la señora Trunchbull, la severa directora del colegio de Mathilda, y veremos a la ministra de Justicia convertida en la primera mujer que preside un Gobierno en España. Alfredo Sánchez Monteseirín sabe que sus posibilidades de acceder a la alcaldía pasan porque en una próxima visita de Esperanza Aguirre a Sevilla lo confunda con un ujier de la Diputación o con el limpiabotas de Javier Arenas. El candidato está haciendo un master con el Chaque de Triana, decano de betuneros.
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