Angelita
JAIME ESQUEMBRE Reconozcamos, de entrada, lo difícil que resulta hoy escuchar un discurso político sin el acostumbrado tono enconado. Si en una misma sesión, además, te encuentras con tres intervenciones cargadas de citas literarias, concluiremos que se trataba de algo especial. Y así fue, con un acto especial, como los socialistas de Alicante homenajearon el viernes a su octogenaria presidenta honorífica Angelita Rodríguez, condenada a muerte en 1939, indultada al año siguiente por influencias familiares y privada de libertad durante más de un tercio de su vida: tantos como 31 años. No soy capaz de imaginarme toda mi existencia lúcida en esas condiciones. Castellanomanchega de cuna, eligió Alicante para vivir porque aquí fue donde vio por última vez a su novio con vida. La suya, semejante a la de tantos otros defensores de las libertades colectivas e individuales, se desgranó con pelos y señales en el homenaje. Pero no partió de ella la idea, sino de otros, que lo hicieron de forma poco acostumbrada: con la fuerza de la poesía de García Lorca, León Felipe, Miguel Hernández y Antonio Machado, cuyos textos fueron puestos en valor por Joan Romero y Alfonso Guerra, actualizados y acompasados con situaciones pasadas y presentes contra las que Angelita Rodríguez luchó y lucha. El acto poético-político no estuvo exento de referencias a dictadores hoy convalecientes pero en misión especial, viajes al Vaticano para purgar pecados, herederos del repudiado régimen o heridas no cicatrizadas. Ni siquiera a golpe de poesía se olvidó la autocrítica, a la que ella también asentía con esa sinceridad silenciosa inherente a los viejos que han vivido demasiado como para abrazar el conformismo a estas alturas de su vida. La homenajeada estuvo a la altura. Habló del abuelo Pablo Iglesias. "Mi vida es simple", dijo, "la de una luchadora e imitadora". La guinda literaria también salió de su boca, con la cita de un párrafo del suizo Henri Amiel, que en su Diario Íntimo anotó aquello de "saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría, y una de las partes más difíciles del gran arte de vivir".
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