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Entrevista:CARLES CASTILLOACTOR

"En el sur, el humor es más fresco, más visceral"

Forma parte de Om Teatre (Instituto de investigación y pedagogía teatral) en Valencia como profesor de mimo y ayudante de dirección desde 1981. Su último montaje, Imprebís, le ha llevado al Teatreneu de Barcelona dos meses y al Teatro Alfil, en Madrid. El éxito de lo inesperado, del teatro sin guión de Carles Castillo, actor de 39 años, fascina en cada escenario por mostrar montajes no enlatados, exentos de aditivos y manidos finales. Entre espectáculo y espectáculo saca tiempo para algún que otro cursillo de mimo, como el impartido en El Ejido (Almería), en los que pone en práctica la teoría de Juegos de mimo y El grito del gesto, sus dos publicaciones. El teatro cien por cien natural gana terreno a la dramaturgia de guión preestablecido. Pregunta. ¿Sigue estando el teatro en crisis? Respuesta. Algún tipo de teatro sí. Pero lo que está en crisis es algún tipo de gente que lleva el teatro: los programadores. Se gastan millones y millones en grandes producciones y, a menudo, dejan de lado el teatro de bajo presupuesto. El problema es que no subvencionan a grupos. Dejando eso a un lado, la gente que va al teatro no nota la crisis. P. ¿El público es el mismo en cualquier lugar? R. No exactamente. En cada sitio encuentras una sensibilidad distinta. Por ejemplo, en Cataluña la gente es más poética. En Galicia gusta más lo mágico y efectivo. Aquí, en el sur, es más fresco el humor. P. ¿Se refiere a que somos más superficiales? R. No, no es eso. Simplemente que son más viscerales, más espontáneos también a la hora de reír. P. ¿Quién se desinhibe más en escena, actores o actrices? R. Cuando imparto mis cursos aprecio fácilmente que las chicas tienen más desparpajo, se desinhiben mucho más. Sin embargo, curiosamente, un tanto por ciento muy elevado de hombres hacen papeles de mujeres. Eso siempre ocurre. En fechas peculiares como carnavales es algo que se percibe a la legua. Es frecuente ver hombres disfrazados de mujer, pero no abundan tanto las mujeres que se disfracen de hombres. P. ¿Qué me dice del intrusismo en su profesión? R. Pues, sinceramente que lo siento por ellos. Los primos de tal o nietos de cual a los tres años no hacen nada. Eso pasa por las producciones de televisión, sobre todo, y por aquello de que un apellido conocido puede tirar mucho en cadenas de televisión fuertes. P. ¿La profesión reconoce siempre a los buenos actores? R. El trabajo constante compensa a los buenos. Al menos en mi caso estoy contento con lo que hago. Soy muy feliz con mi trabajo y eso es lo que importa.

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