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El Estado disminuirá sus aportaciones a Renfe en los próximos cuatro años

El presidente de la compañía ferroviaria Renfe, Miguel Corsini, ha iniciado contactos con el Ministerio de Fomento para negociar el próximo Contrato-Programa con el Estado hasta el año 2003. Será la vía por la que debe discurrir la empresa estatal (36.000 empleados, más de un billón de deuda, 89.000 millones de gastos financieros anuales) en cuatro años. Como idea central del nuevo Contrato-Programa, ésta: progresiva reducción de las aportaciones del Estado, que en 1998 fueron de 248.738 millones y que en el periodo 1993-1998 sumaron 1,746 billones.

Las billonarias cifras del nuevo Contrato-Programa entre Renfe y el Estado, aún formando parte del conjunto destinado al sistema ferroviario, "al tren", están al margen de las inversiones en nuevos proyectos de infraestructura (AVE Madrid-Barcelona o variante del Guadarrama) que corren por cuenta del Ministerio de Fomento.Corsini se encuentra en plena negociación del nuevo contrato, un documento complejo que contempla al detalle las aportaciones para cercanías, trenes regionales, gestión de la infraestructura, compensación por el pago de intereses de la deuda (38.000 millones en 1998) y aportaciones al plan de viabilidad de la empresa.

Por el momento, los contactos de Corsini y de su equipo se han limitado al ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado y al secretario de Estado de Infraestructuras, Albert Vilalta. Queda lo más duro, la negociación con quien tiene la llave de la caja: el Ministerio de Economía.

No obstante, las perspectivas, según fuentes de Renfe, son halagüeñas, hasta tal punto que la compañía confía en cerrar la negociación antes de que acabe el año. El esqueleto de nuevo contrato al que aspira la compañía son los planes elaborados por cada una de las unidades de negocio. Con un dato importante: durante los próximos años se mantendrá la política de reducción de personal (unos 800 empleados al año) que reducirá la dimensión de la plantilla de 36.000 trabajadores en la actualidad a 32.000 en el año 2004.

Las líneas básicas de la compañía para hacer frente a la reducción de aportaciones del Estado pasan, por lógica, por aumentar los ingresos y reducir los gastos. Lo primero es un proceso que se viene produciendo con fuerza desde el año 1993, pero requiere, según los estrategas de Renfe, nuevas estrategias de búsqueda de alianzas y, sobre todo, nuevos enfoques como empresa.

En este sentido, Corsini apuesta por lo que denomina Agrupaciones de Interés Económico, es decir, facilitar la entrada de la iniciativa privada en la gestión y explotación de determinados servicios.

Para reducir gastos, y además de las reducciones de personal, que están llegando al límite de los posible, según reconoce la propia dirección de Renfe, se confía en rebajar determinadas facturas, como la de suministro eléctrico, que salió a concurso con éxito relativo y el aprovechamiento de instalaciones como la fibra óptica.

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