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Pujol impone su autoridad para cerrar la crisis de CDC en Tarragona

El presidente de Convergència Democràtica (CDC) de Tarragona, Josep Poblet, no se sometió ayer a la moción de confianza de la ejecutiva provincial que tan firmemente había reclamado. La intervención del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, con el fin de impedir la votación ha dejado la crisis en punto muerto. Pero la pretendida solución no satisfizo al sector crítico, que ayer mismo proclamó que su prioridad es la sustitución de Poblet.

Las presiones ejercidas el pasado jueves por la cúpula de CDC a los miembros de la ejecutiva tarraconense para que aceptaran la dimisión de Josep Poblet se diluyeron ayer tras las llamadas a la calma realizadas por Jordi Pujol desde Roma. El presidente de la Generalitat intentó convencer a Josep Poblet de que la votación de la moción de confianza provocaría una irremediable agudización de la crisis en pleno proceso preelectoral. Por si algo fallaba, Pujol, a través de sus colaboradores, encargó a Lluís Badía, presidente del puerto de Tarragona, y a Santiago Campos, presidente de la Ribera d"Ebre, que evitaran a toda costa la votación. Con las instrucciones del presidente de la Generalitat impartidas, la reunión de la ejecutiva provincial de ayer se convirtió en una llamada al orden. El único compromiso que surgió de la asamblea es la voluntad de Poblet y de la cúpula del partido, representada ayer en Tarragona por el secretario de organización, Felip Puig, de sentarse a negociar con el fin de encontrar una solución consensuada al conflicto provincial. La sombra de Pujals Pero la reunión de la ejecutiva no fue, ni mucho menos, una balsa de aceite. Los representantes del sector crítico, que personaliza el presidente de la Diputación de Tarragona, Josep Mariné, culparon a Josep Poblet de ser el origen de la crisis por cumplir al dictado las directrices de Joan Maria Pujals, consejero de Cultura, quien desde Barcelona sigue moviendo los hilos del partido en la provincia. Le espetaron que, si quiere someterse a una moción de confianza, tan sólo deben votar los presidentes comarcales, es decir, los que le eligieron y no todos los miembros de la ejecutiva. "Es como si José María Aznar", comentó un dirigente de los críticos, "se sometiera a una moción de confianza de su Consejo de Ministros. Por supuesto que ganaría, los ha nombrado él", en referencia a la monolítica composición de la ejecutiva a favor de Poblet. Si se hubiera realizado dicha votación ayer, Josep Poblet tan sólo habría contado con el apoyo de cuatro presidentes comarcales (Ribera d"Ebre, Baix Ebre, Tarragonès y Alt Camp) y del dirigente de las juventudes de Convergència. El representante del Baix Penedès, Josep Maldonado, delegado de la Generalitat en Tarragona, se encuentra de vacaciones. El resto de las comarcas (Montsià, Conca de Barberà, Terra Alta, Priorat y Baix Camp) hubieran votado en su contra. Es decir, se hubiera producido un empate. En diciembre de 1996, Poblet fue elegido por 10 votos a favor y uno en contra.

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