Unió considera que la coalición CiU camina hacia la ruptura

Un mes después de que Convergència le negase al líder de Unió, Josep Antoni Duran, el segundo puesto tras Jordi Pujol en la candidatura de CiU a las elecciones autonómicas de 1999, la herida en el seno de la coalición no sólo no ha cicatrizado, sino que aún supura. Fuentes de CiU consideran que Unió ya ha tocado techo dentro de la alianza y que la ruptura de ésta es inevitable a medio plazo, aunque no antes de las elecciones.

Hace ya tiempo que toda pretensión de crecimiento por parte de Unió en el seno de CiU choca indefectiblemente con el muro de Convergència, dando lugar a largas y en ocasiones virulentas crisis internas. Así sucedió con la aspiración de los democristianos a colocar a su líder a continuación de Pujol en la candidatura autonómica. Y así está sucediendo, una vez más, en la negociación entre ambas formaciones sobre el reparto de alcaldables en las próximas elecciones municipales. Los convergentes acusan a los democristianos de practicar una estrategia calculada de diferenciación para subrayar su perfil político propio y hacerse en su día con una buena parte de la herencia del pujolismo. Los democristianos, por el contrario, sostienen que el problema radica en que Convergència se niega a admitir que Unió ya no es el pequeño partido con el que se alió hace 20 años y que no puede seguir tratándolo como al hermano menor.

En cualquier caso, el resultado es que las cada vez más frecuentes disputas por las cuotas de poder interno no están dando frutos a Unió. La dirección de Unió, según admiten fuentes de ambas partes, considera que ya ha llegado a las cotas máximas a las que podía llegar dentro de CiU, que ya no espera un cambio de actitud significativo por parte de Convergència y que, en consecuencia, CiU camina hacia una ruptura inevitable a medio plazo, es decir, a lo largo de la próxima legislatura, en la que Unió ya ha decidido que sus diputados no tendrán inconveniente en romper la disciplina de voto cuando lo crean oportuno.