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EL JUICIO DEL 'CASO BANESTO'

Rubio rechaza como "patraña" y "falsedad" la versión de Conde sobre una gestión de Suárez

El ex gobernador del Banco de España Mariano Rubio rechazó ayer tajantemente la versión de Mario Conde sobre la operación de 300 millones en el sentido de que pagaron gestiones de Adolfo Suárez ante el banco emisor en relación con el proyecto de fusión Banesto-Banco Central en los primeros meses de 1989. "Son patrañas", "falsedades absolutas", "fantasías que sirven a intereses muy claros", respondió Rubio cuando se le preguntó por una presunta reunión en la que Suárez le habría indicado qué hacer al romperse el proyecto de fusión. Con Rubio ha terminado la operación 300 millones.

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Una defensa libresca

Rubio, que padece una enfermedad grave, no puso reparos cuando, hace dos semanas se le citó para declarar. Fue una iniciativa del fiscal, Luis López Sanz, quien propuso su comparecencia tras escuchar las declaraciones testificales en la llamada operación retirada de caja de 300 millones de pesetas. En ella, el único acusado, por un presunto delito de apropiación indebida, es Mario Conde, quien dio orden a finales de enero de 1989 de preparar esa cantidad, y sobre la que nunca se acreditó su destino. Banesto, tras la intervención, declaró dicha cantidad como pérdida. Rubio explicó que las coartadas de Conde carecen de la más mínima consistencia. Según la nueva versión del ex banquero, ofrecida por primera vez en el juicio oral, los 300 millones fueron utilizados para pagar los servicios prestados a Banesto por el ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, mediante una gestión realizada ante el Banco de España y, en particular, ante el propio Rubio, que era gobernador en los primeros meses de 1989, a raíz de los problemas surgidos en el proyecto de fusión de Banesto con el Banco Central.

Según Rubio, el proyecto de fusión fue apoyado por el Gobierno socialista en 1988. Aunque el Banco de España impulsaba las fusiones entre grandes bancos españoles, la de Banesto y Central, explicó, no le entusiasmaba. "Habían pasado 10 meses. Estaba claro que era un proyecto ficticio, una parodia de fusión, en la que no había voluntad en las dos partes", explicó.

El ex gobernador recordó que a finales de enero de 1989, tras una crisis en el consejo de administración de Banesto, hizo unas declaraciones públicas expresando su preocupación. "Nos parecía grave. Todos los días, las discusiones del consejo se hacían en las páginas de los periódicos", dijo.

Rubio señaló, en relación a Adolfo Suárez y a sus presuntas gestiones: "Nunca he tenido ninguna conversación con Suárez, ni siquiera un encuentro casual ni nadie me ha invocado su nombre". Explicó que este tipo de gestiones carecía de sentido. Al romperse la fusión, se le dio tanto a Banesto como al Central el tiempo necesario para resolver aquellos problemas que la regularización frustrada impidió.

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