El Celta se estrella contra el muro del Aston Villa
Contra un muro humano se estrelló el Celta en su primera gran cita europea. Cuestión de experiencia. Repasó al líder de la Liga inglesa, le hizo vivir con el agua al cuello, pero no lo remató. El pobre resultado lo aboca a una cita suicida en Villa Park, porque Joachim deshizo al equipo en un contragolpe. Se va el equipo a Birmingham con la sensación de formar un conjunto temible, pero con muchas dudas sobre el desenlace de la eliminatoria.
El equipo de John Gregory ofreció una demostración en el primer tiempo de cómo se puede crear peligro con todos los hombres detrás del balón. Se trata de armar al grupo desde atrás, plantarlo al borde del área y derrochar forma física en cuanto se logra la recuperación. Para hacer eso sin contravenir los cánones estéticos al uso ni pecar de lo que en fútbol se conoce como conservadurismo es necesario contar en el campo con hombres como Joachim o Collymore. La inaudita capacidad de éste último para combinar un físico intimidatorio con una técnica exquisita asombró Balaídos.
CELTA 0
ASTON VILLA 1Celta: Dutruel; Michel Salgado, Cáceres, Djorovic, Josema (Tomás, m. 62); Makelele, Mazinho, Karpin (Cadete, m. 83), Mostovoi; Revivo (Sánchez, m. 46) y Penev. Aston Villa: Oakes; Charles, Ehiogu, Southgate, Parry; Wright, Spimeca, Draper, Grayson; Collymore y Joachim. Goles: 0-1. M. 14. Collymore aguanta el balón y lo entrega para la carrera de Joachim, que bate a Dutruel en el uno contra uno. Árbitro: Oguz Sarvan. Mostró tarjetas amarillas a Collymore y Draper. Unos 28.000 espectadores en el estadio de Balaídos. Partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA. El encuentro de vuelta se jugará el 3 de noviembre en Birmingham.
El gol trastocó los planes de Víctor Fernández, que confiaba en acabar con la resistencia inglesa sin necesidad de elevar el balón del suelo. Y le fue bien para deshacer la presión del centro del campo, pero se abocaba al fracaso en el área de los de Birmingham. No hizo un mal partido el Celta, pero a partir del gol de Collymore fue consciente de que en cualquier momento y en dos patadas podía tener el peligro a espaldas de su defensa. Esta sensación de vulnerabilidad le hizo perder la fe en su juego, que no recuperó hasta que agonizaba la primera mitad. Fue entonces cuando comenzaron a notar los de Vigo que el gol inglés había sido un accidente. Grave, porque se trata de la UEFA, pero un accidente.
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