Borrell anima a los abstencionistas a que voten como si ya no estuvieran "vigilados" por ETA

José Borrell, candidato socialista a la presidencia del Gobierno, pidió ayer a los abstencionistas: "Votad como si ya no os vigilara ETA". En el teatro Victoria Eugenia, de San Sebastián, Borrell, que había acudido a apoyar la candidatura a lehendakari de su compañero Nicolás Redondo Terreros, realizó un desesperado llamamiento al voto de "ese 10% que no acude a las urnas en las elecciones autonómicas". A su vez, Redondo se comprometió, de salir elegido para dirigir el Ejecutivo vasco, a convocar al día siguiente la Mesa de Ajuria Enea y dar entrada en ella a HB si renuncia a la violencia

Debió de ser la solemnidad de lo que se llama el marco incomparable del teatro Victoria Eugenia, el brillo de la purpurina, los cortinones rojos de los palcos, la formalidad de la puesta en escena... Algo debió de ser, porque José Borrell impartió ayer más lo que se dice una conferencia que un mitin electoral. Y eso que había anunciado que, aunque había traído papeles y datos, iba a hacer caso de un consejo de Felipe González: "Habla con las tripas". Pero no atendió el consejo del todo. Sin elevar la voz, Borrell habló largamente de la Constitución -"debo decir que siento entusiasmo por ella"- y del Estatuto de Gernika y, luego, se dedicó a laminar al PP y marcar las diferencias que le separan del PSOE. "Los socialistas hicimos una revolución pacífica en protección social, sanidad, educación, cultura, jóvenes... Aznar no tiene un modelo de España. Por eso, si antes gritaba: "Pujol, enano, habla castellano", cuando le ha necesitado ha gritado: "Pujol, guaperas, pide lo que quieras". La idea de España que pudiera tener Aznar se la van quitando los pactos con los nacionalistas".

¿Y quién ha dicho que del Estado federal sólo habla Julio Anguita? Borrell ayer habló: "Nosotros sí tenemos el modelo de una España federal. Más pronto que tarde, todos los vascos saldrán con la fuerza de su convicción para dar a los socialistas el Gobierno de las Españas". Recordó que él terminó "las primarias en Cataluña gritando visca España. "Y en Valladolid", añadió, "hablé de lo que siente un niño cuando le prohíben hablar su lengua. Os aseguro que en los dos sitios me entendieron".

El modelo de Irlanda

El modelo irlandés no resiste la comparación con Euskadi. Al menos, para Borrell: "El País Vasco tiene desde hace tiempo competencias que Irlanda no tendrá dentro de cinco años". Pero en lo que echó el resto fue en pedir, casi desesperadamente, el voto. Ya Manuel Huertas, candidato a la presidencia del Parlamento de Vitoria, había hablado de esa diferencia que existe en contra del PSE-EE entre las elecciones generales y las autonómicas. Borrell se dirigió a "ese 10% que da el voto a los socialistas en las elecciones generales y se abstiene en las vascas". "De ellos, siete de cada diez son votantes socialistas", se lamentó. "Votad como si ETA ya no os vigilara, como si ya no tuviera fuerza alguna. Ésos que vais a votarme para gobernar España, votad a Nicolás Redondo para gobernar el País Vasco", les animó.

Más mitinero estuvo Redondo. Insistió en que, si las urnas le dan la victoria, convocará inmediatamente a la Mesa de Ajuria Enea. "En ella incluiré a HB sólo con una condición: que renuncie a la violencia". Y, en línea con sus anteriores discursos, pidió que se acuda a votar "porque aquí no hay ya voto del miedo": "Quienes únicamente han provocado miedo y dolor han sido HB y ETA. No hemos sido los socialistas".

No son los que se abstienen la única preocupación socialista. Hay un voto nuevo. Es el voto de "esos 200.000 jóvenes que van a ejercer su derecho por primera vez. Lo había recordado Arritxu Marañón, de las Juventudes Socialistas: "Nunca hemos conocido la paz. Vuestra responsabilidad es dárnosla".

A los jóvenes se dirigió Redondo, como lo había hecho antes Gema Zabaleta. Y a los no tan jóvenes: en primera fila estaba Enrique Múgica con Ramón Rubial, Odón Elorza y Txiki Benegas: "Me acuerdo cuando de niño Enrique me llevó en coche a Las Hurdes, donde estaban desterrados mi padre y Ramón". Un viaje que, como Redondo ha recordado en alguna ocasión, tuvo sus sobresaltos: Múgica parece que entonces no tenía entre sus virtudes la de ser un buen conductor.