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Reportaje:

Italia abre la vía a un Gobierno presidido por un ex comunista

El presidente Oscar Luigi Scalfaro dio ayer vía libre al primer Gobierno de amplia coalición en Italia dirigido por un ex comunista, al confiar al líder de los Demócratas de Izquierda (DS), Massimo D'Alema, la formación de un Gabinete. El encargo de Scalfaro, apenas una formalidad porque la noticia era ya un hecho desde que el jueves fue propuesta por el Olivo la candidatura de D'Alema, representa, al menos desde el punto de vista simbólico, un cambio substancial para la vida política en Italia.

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El líder de izquierdas D'Alema está a un paso de dirigir un país en el que los comunistas no han liderado nunca el poder pese a haber contado históricamente con un amplio respaldo electoral. El líder de oposición, Silvio Berlusconi, calificó de "inmoral" la opción elegida por el presidente Scalfaro y amenazó con una "tremenda reacción". Al filo de las siete de la tarde, D'Alema compareció ante los periodistas ligeramente nervioso en uno de los salones del Quirinal. Tras confirmar el encargo recibido de Scalfaro para comprobar si cuenta con una mayoría para formar un nuevo Gobierno, se apresuró a añadir: "El cuadro parlamentario que se abre es de posible mayoría, pero creo que la situación debe ser afrontada con prudencia, con escrúpulo, con seriedad".

El líder del principal partido del Olivo dedicará el fin de semana a evacuar consultas con sus hipotéticos aliados para poder darle al presidente italiano una respuesta afirmativa el lunes próximo. Sin embargo, parece capaz de lograr la mayoría, ya que contará básicamente con los votos de los partidos que integran actualmente la coalición de centroizquierda, más los 31 diputados de la Unión Democrática para la República (UDR) de Francesco Cossiga y los 21 escaños del recientemente creado Partido de los Comunistas Italianos, presidido por Armando Cossutta.

D'Alema prepara el primer Gobierno italiano presidido por un antiguo comunista

De confirmarse la solidez de las alianzas que ayer hicieron posible este encargo "exploratorio", D"Alema estaría en condiciones de realizar el viejo sueño del compromiso histórico acariciado por su mentor en el PCI, Enrico Berlinguer, y el líder democristiano Aldo Moro. El ex comunista que se prepara a entrar en el palacio Chigi (sede del Gobierno italiano) es, no obstante, un ex comunista que, como subraya un articulista del diario La Repubblica, "ha saldado todas las cuentas con el mercado, el sentido común y la modernidad", que es tanto como decir con los poderes fácticos.

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En su intervención de ayer, ya en el papel de primer ministro in péctore, D"Alema hizo un esfuerzo por aparecer conciliador hacia todas las fuerzas políticas, incluida la coalición de oposición, consciente de la novedad que representa su ascenso a la jefatura del Gobierno. "No es ésta la única novedad en una crisis", dijo, "que es una crisis de sistema más que de Gobierno, y revela un defecto del bipolarismo italiano". De ahí que D"Alema volviera a proponer la apertura de un dialogo con la oposición "para afrontar las reformas constitucionales y electorales" pendientes tras el fracaso de la comisión bicameral que él mismo presidió hasta este año.

Lo cierto es que la fórmula escogida por Scalfaro para superar la crisis de Gobierno que acabó hace una semana con el segundo Gabinete más duradero que ha tenido Italia desde el final de la II Guerra Mundial, provocó ayer una furibunda reacción en la coalición de oposición. Tanto Silvio Berlusconi como su aliado del partido de derecha Alianza Nacional, Gianfranco Fini, criticaron durísimamente a Cossiga y anunciaron para el domingo una decisión de gran impacto, que podría llegar hasta el extremo de una dimisión en masa de sus parlamentarios.

La oposición ve ya imparable el ascenso a la jefatura del Gobierno de Massimo D'Alema. En su calidad de secretario general del principal partido de la coalición que ganó las elecciones en 1996, está en mucha mejor situación que Prodi para triunfar en la misión que le ha encomendado Scalfaro.

El camino de D'Alema al palacio Chigi quedó allanado a mediodía, pocas horas antes de recibir formalmente el encargo de Scalfaro, cuando el ex presidente de la República, Francesco Cossiga, convertido en árbitro de esta crisis, dejó claro el sí de su grupo a "un Gobierno de centroizquierda de corte europeo que dure toda la legislatura".

Cossiga añadió que este hipotético Gobierno (es decir, el presidido por D'Alema) tendrá no sólo el apoyo de la Unión Democrática para la República (UDR), sino que el partido "participará en él orgánicamente". Parecidos términos a los pronunciados el jueves por Armando Cossuta, líder del recién fundado Partido de los Comunistas Italianos cuando expresó su apoyo a D"Alema.

En otras palabras, el primer ministro in péctore tendrá que colocar en su nuevo Gabinete a cossutianos codo con codo con cossiguianos, dejando fuera, probablemente, a algunos miembros de su disciplinado partido.

Se cumple así el sueño que D'Alema ha acariciado desde que llegó a la secretaría general del partido en 1994. Un año después expresaba con estas palabras los objetivos de los comunistas renovados: "Debemos abrir un nuevo capítulo en la historia italiana con nuevos programas y una nueva identidad".

Ahora se le presenta una oportunidad de oro. D'Alema se convierte en el primer jefe de Gobierno italiano procedente del PCI y, sin embargo, en aplicación de la ley no escrita de los equilibrios políticos en una coalición, presidirá un Gabinete escorado más hacia la derecha que su predecesor, Romano Prodi.

Cuando en 1991 el entonces secretario general del PCI Achille Occhetto decide la gran svolta (transformación), abandonando los idearios marxistas-leninistas y adaptando el partido a la nueva realidad sociopolítica. El rebautizado Partido de los Demócratas de Izquierda (DS) adopta la encina como simbolo principal y relega la bandera roja con la hoz y el martillo a una minúscula posición en el nuevo emblema. Este año, D"Alema ha prescindido del viejo símbolo, que, según sus propias palabras, "será conservado con orgullo en la memoria y en conciencia de todos nosotros".

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