JORDI ESTEVA FOTÓGRAFO Y ESCRITOR "Europa no puede cerrar sus puertas al mundo árabe

Jordi Esteva (Barcelona, 1951), ex redactor jefe y director de arte de la revista Ajoblanco, es un fotógrafo y escritor altamente comprometido con África, el Oriente y el Islam. Después de residir durante cinco años en El Cairo, buceó por el mundo musulmán con una mirada diferente a la que suelen hacerlo los occidentales. El resultado es un libro, Mil y una voces (El PAIS/Aguilar), que ya ha alcanzado su segunda edición y que, a través de entrevistas a escritores, juristas, artistas o gente de la calle en el mundo árabe, revela una realidad sin tópicos. Ahora prepara una exposición en Granada sobre el animismo en Costa de Marfil. Pregunta. ¿Por qué se le ocurrió ese libro? Respuesta. Es una deuda moral que yo tenía con el mundo árabe. Después de vivir cinco años en El Cairo, me dolía mucho la mirada injusta que hay en España, o en Europa, hacia el sur, con los tópicos habituales de que los árabes no viven en la modernidad o están sometidos al fundamentalismo. Y jamás se habla de la sociedad civil, de los artistas, de los creadores en el mundo árabe. P. Y se metió de lleno... R. Hablé con pensadores, con juristas, para hacer un análisis de lo que está sucediendo ahora en el mundo árabe. De ahí el título Mil y una voces, porque en el libro recojo entrevistas con actrices de cine, directores, literatos. Así se ve que el mundo árabe no es monolítico, ni fanático, sino muy plural. P. ¿Cómo ve la realidad árabe hoy? R. Hay una situación actual de perplejidad ante una mundialización cada vez mayor. Hay un déficit democrático muy fuerte, pero eso no puede durar mucho más tiempo. El integrismo existente procede de que los gobiernos no han sabido dar respuesta al reto del progreso, no han podido alimentar a la población y de ahí el fundamentalismo respuesta a la pobreza o al colonialismo occidental. P. ¿Cuál cree que debe ser el papel de Europa ante el sur? R. Europa cierra todas las puertas al mundo árabe, excepto cuando se trata de los flujos de capital. Y Europa no puede cerrar sus puertas. Se las cierra a la agricultura, a la emigración, y así no se puede construir Europa, con un sur al lado en convulsión, al que ni siquiera se le permite su desarrollo agrícola. Y lo que es cierto es que el índice de población europea es cada vez menor, y ese déficit será suplido por el sur. P. ¿Qué impresión tiene del mundo árabe después de haber escrito el libro? R. Los países árabes, de una u otra forma, tendrán que tener una experiencia islamista. También creo que Irán será uno de los primeros en salir de esa experiencia, porque fue uno de los primeros en entrar. Ahora mismo tengo una visión pesimista, aunque también es cierto que hay síntomas de apertura, como la creciente democratización de Marruecos. Algo tiene que cambiar. Argelia no puede vivir eternamente como ahora.