Redondo critica que el PNV dé por muerta la Mesa de Ajuria Enea
Nicolás Redondo Terreros, candidato a lehendakari por el PSE-EE, rindió ayer homenaje a "los agentes del orden, policías nacionales y autonómicos" asesinados por ETA, en el mitin pronunciado en Rentería. Redondo denunció acuerdos secretos entre el PNV y HB para un Gobierno nacionalista -"pacto de la comunión nacionalista", lo denominó- y reiteró que el primer acuerdo entre ambas fuerzas era, "como ya se ha demostrado", no convocar la Mesa de Ajuria Enea para no dejar fuera a HB. Criticó que el peneuvista Juan José Ibarretxe, "sin llegar a la presidencia, ya ha establecido la defunción de la Mesa de Ajuria Enea".
El candidato socialista, igual que hiciera en Alza el día anterior, citó el anhelo de Manuel Azaña: "Paz, piedad y perdón". Pero añadió algo más: memoria. "No olvidar el dolor causado. No hay que olvidar", dijo, "porque sólo con la memoria puede construirse el futuro". Y, a partir de aquí, Redondo Terreros construyó un homenaje a "los agentes del orden, policías nacionales y autonómicos, guardias civiles" asesinados por el terrorismo de ETA."¡Cuánto dolor inútil, cuánta víctima innecesaria!", clamó. Y recordó los entierros -"a los que no iban los del PNV", advirtió- y "a esas familias que venían desde cualquier pueblecito de España a llevarse en cajas de madera los cuerpos de sus hijos o hermanos asesinados por defender la paz y la libertad de los vascos. Todos ellos merecen ahora, por lo menos, un recuerdo".
Había vascos en el mitin, pero había también extremeños y andaluces, como el que cuando Miguel Buen, ex alcalde de Rentería, pasaba del vasco al castellano en su discurso exclamaba: "Ezo está mejó". Tal vez por eso, Cristina Almeida, presidenta de Nueva Izquierda, arrasaba, se metía a la gente en el bolsillo, provocaba el aplauso cuando defendía el sentimiento vasco, el dolor del terrorismo, como patrimonio de todos. "Yo no soy vasca porque nací en Badahó y no estoy aquí para hacerme análisis de RH", decía, y se preguntaba: "¿Qué diferencia de los vascos a los muertos en el atentado del Hipercor de Barcelona, a los muertos de Madrid, a los de tantos sitios?". Y la gente, claro, decía que sí, que era verdad.
Por eso, Nicolás Redondo hablaba de Rentería como un ejemplo y un símbolo. Primero "un símbolo de la intolerancia, de la violencia. Ahora, un símbolo de convivencia, de mestizaje". Eso -habían dicho el dirigente guipuzcoano del PSE Manuel Huertas y Buen- "ha sido gracias a los socialistas, al trabajo de los socialistas". Y pedían que acabara la abstención, que convencieran "a los vecinos, a los amigos, que voten el día 25".
Ay, la abstención. Dicen los socialistas que es su principal enemigo. Que en Guipúzcoa, por ejemplo, el PSE ha sido la fuerza más votada en las elecciones generales, pero luego, en las autonómicas, "la gente se queda en casa, no vota. Y eso perjudica a la izquierda, favorece a los nacionalistas". Luego, Redondo insistiría en que hay pacto "de la comunión nacionalista de Estella, con el apoyo de IU". Que había acuerdos entre el PNV y HB. El primero, "ya demostrado, consiste en no convocar la Mesa de Ajuria Enea para no dejar fuera de las conversaciones a los de HB". El segundo acuerdo "que terminará demostrándose", advertía el candidato socialista, "es el de lograr constituir una mayoría nacionalista para conformar el gobierno vasco".
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