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Mitin-misa por la paz

Ya que no con los hombres, o quizás por eso, los dirigentes del PP se pusieron ayer a bien con Dios. Tras arremeter contra los nacionalistas vascos, su pesada cruz en la tierra, compartieron en Amurrio, y por este orden, tribuna, altar, mesa y mantel.El PP de Álava celebra todos los años, cuando llega octubre, una fiesta campestre junto a la ermita de San Roque, casi en familia, cobijados bajo las sombras de los plátanos y las acacias del valle de Ayala. Esa comunión partidista adquirió ayer una trascendencia especial, al coincidir con la campaña y con el giro que la tregua de ETA ha imprimido a la cita electoral. El mitin se espiritualizó al final con una misa en la que se oró, entre cánticos, por el lema central de esta contienda: "Que la paz esté siempre con nosotros, que con nosotros esté siempre la paz". El cura marcó el ritmo. Y el ministro del Interior lo cogió enseguida, ayudado por el candidato a lehendakari, que es acordeonista profesional. Al coro se fueron sumando el centenar largo de militantes.

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Ni la misa, ni el mitin, ni el espectacular despliegue policial en los alrededores alteraron el discurrir de los cazadores del valle. Algunos se plantaron con sabuesos y escopetas a escasos metros del ministro, para estupor de su escolta.

Mayor halló palabras de consuelo hasta para Felipe González, a pesar de que el viernes en Ermua pidió un trasvase del voto de los simpatizantes del PP hacia el PSOE. "No quiero competir con los que están defendiendo, en esencia, las mismas cosas que yo", dijo el ministro.

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