Mojón municipal
PACO MARISCAL En Almassora gobierna el PP y en Vila-real gobierna también el PP. Son dos municipios dinámicos con economías todavía más dinámicas. Tenían una agricultura más que aceptable que todavía desempeña un papel relevante, y a esa base se le añadió el desarrollo industrial. Las dos pueblos crecieron y nuevas calles y plazas y barrios de aluvión aparecieron y ensancharon sus límites urbanos. Las edificaciones y casas de una y otra población están a un tiro de piedra, como lo están las de Almassora y Castellón, y las de esta última y las de Benicàssim allá por la raya costera. La Plana es ya casi una edificación continua con mil problemas urbanísticos y otros tantos relacionados con sus infraestructuras. Verdad es que en la capital el enterramiento de las vías del ferrocarril que parte la ciudad en dos está en marcha, aunque, eso sí, con varias décadas de retraso. También está en marcha el desvío de la carretera Nacional 340 por donde Nules, pero Nules sigue siguiendo uno de los puntos negros más nefastos de la 340. En Castellón ciudad se sacó la 340 del casco urbano y el pago fue un ridículo desvío que destrozó cultivos y dividió huertos, mientras la autopista de pago, a escasos metros del desvío, se reía de su escaso tráfico. La lista no se agota y anda la pobre Plana zarandeada por los cuatro costados con la improvisación y el parche por bandera. Y a los males endémicos de la falta de planificación y ordenación del territorio vino a sumarse la estrechez de miras del aldeanismo: mi pueblo es lo importante y el pueblo vecino que está a un tiro de piedra que lo zurzan. Y los munícipes del PP de Almassora proyectan un polígono industrial en su límite territorial con el vecino Vila-real, y los parajes entrañables de Santa Quitèria en Almassora y de la Mare de Déu de Gràcia en Vila-real peligran, y los otrora vecinos del cardenal Tarancón se quejan y manifiestan, y los munícipes de Vila-real, donde también gobierna el PP tuercen el gesto, y la ridiculez y el dislate se enseñorea de la apacible Plana que anda como prostituta por rastrojo. Cuando La Plana ya no es la idílica Plana de hace unas décadas sino más bien una sucesión de núcleos urbanos, polígonos industriales e infraestructuras viarias deficitarias, asombra y entristece la falta de una visión comarcal de los problemas y avatares que aparecen necesariamente con el desarrollo económico e industrial. Porque en el umbral del siglo XXI mi pueblo ya no es el ombligo si la población vecina está a un tiro de piedra. La ordenación del territorio como la solución de los problemas ciudadanos que el desarrollo económico y social generan es cosa de todos, y más en la densamente habitada comarca de La Plana. Hace unos años lo indicó Enric Navarro, alcalde socialista de Onda, otra laboriosa y dinámica ciudad de la comarca. Vino a decir el munícipe, para quien la ordenación del territorio es una obsesión, que los problemas de basuras, terrenos industriales, vías de comunicación o depuración de aguas en el ámbito de una comarca sólo se solucionaban si el término solidaridad no era un término hueco y se traducía en hechos. En Onda está instalado hoy un vertedero comarcal controlado de basuras y una planta de reciclaje también comarcal. Se predica con el ejemplo y los ediles del PP, en Almassora y Vila-real, saben que sus casas rozan el mojón municipal.
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