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DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA REGIÓN

La izquierda regional lamenta el tono "frío, aburrido e irreal" del discurso

Los líderes de la oposición resistieron sin pestañear las dos horas y 55 minutos de discurso, pero se desquitaron nada más abandonar el hemiciclo. Frente al panorama idílico que Ruiz-Gallardón esbozó durante su intervención, la izquierda regional lamentó el frío tono estadístico que presidió la intervención del presidente y su alejamiento de los problemas reales que afectan a los ciudadanos. Los portavoces de la izquierda pidieron "flexibilidad" con el tiempo (en teoría, disponen de media hora) para responder hoy a Ruiz-Gallardón.

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El portavoz de Izquierda Unida, Ángel Pérez, expresó esa idea de desapego con el Madrid de la calle apelando a un enfoque particularmente irónico: "El discurso ha sido muy bonito; las políticas sociales, muy equilibradas; los planes contra el paro, muy eficaces. Sólo espero que Ruiz-Gallardón no haya tenido el mal gusto de estar refiriéndose a Madrid, porque la realidad es otra muy distinta". Pérez echó en falta que en 175 minutos no se hablara de personas, sino sólo de cifras, y se mostró muy poco entusiasmado con ese metrosur que el presidente reservaba como golpe de gracia final a su discurso. "En el sur ya hay grandes ciudades", razonó, para agregar: "Esa concepción del sur como una megalópoli se corresponde con el carácter megalómano de Ruiz-Gallardón".

"Antoñita la Fantástica"

El homólogo de Pérez en las filas socialistas, Jaime Lissavetzky, llegó a la "triste" conclusión de que Ruiz-Gallardón vive "en una urna de cristal", lo que le lleva a errar de plano su percepción sobre lo que se cuece en la región. "No sé qué pensarán de este discurso los 365.000 parados; qué pensarán las mujeres, que sufren un índice de paro cinco puntos más elevado; qué pensarán los jóvenes, que cada vez tienen más difícil el acceso a una vivienda", enfatizó.La ubicación de la presidencia regional , de nuevo en la Puerta del Sol, sirvió a Lissavetzky para trazar una comparación malévola. "Como si fuera uno de los vendedores ambulantes de la zona, Ruiz-Gallardón ha aplicado el discurso del bueno, bonito y barato", aseveró.

En esa misma línea crítica abundó la que será candidata del PSOE y Nueva Izquierda a la presidencia regional, Cristina Almeida, que siguió el debate desde la tribuna de invitados vestida de amarillo, desafiando los tabúes de la superstición más ortodoxa. Almeida recordó que los parados madrileños son, en su inmensa mayoría, jóvenes, mujeres y mayores de 45 años, lamentó la "frialdad" de las palabras de Ruiz-Gallardón y apostilló, con su habitual desparpajo: "Ha sido un discurso largo, aburrido y propio de Antoñita la Fantástica".

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Los líderes sindicales también abandonaron el hemiciclo con cara de pocos amigos, defraudados con lo escuchado (Ruiz-Gallardón apenas se refirió a ellos) y pronosticando que se avecinan "tiempos difíciles" en sus relaciones con el Gobierno del Partido Popular. El secretario general de Comisiones Obreras, Rodolfo Benito, se confesó "decepcionado" por el hecho de que Ruiz-Gallardón convirtiera una comparecencia de tanta relevancia "en un boletín estadístico con las cifras manipuladas". Y agregó: "No se está aprovechando la coyuntura para rebajar el desempleo. Eso hay que decirlo muy alto y muy claro. Al tiempo, la actitud en salud laboral es despectiva. Este discurso no ha tenido ni una sola palabra que favorezca el diálogo social".

Su homólogo en UGT, José Ricardo Martínez, también interpretó que la mejora en el índice de desempleo se debe "a la inercia, no a políticas concretas", y criticó con dureza que Ruiz-Gallardón aprovechase su comparecencia para vender proyectos con vistas a la próxima legislatura. "No se puede convertir la Asamblea en escenario del primer acto de la precampaña electoral", protestó, para añadir: "Los diputados se merecen un respeto que este hombre no ha tenido".

El contrapunto lo aportó, lógicamente, el portavoz parlamentario de los populares, Manuel Cobo. Tan creíble le pareció todo lo que salió de la boca del presidente que exclamó: "Ha hecho un gran esfuerzo, incluso físico. A mí me ha sabido a poco el discurso, permítanme la broma". El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, siguió el acto desde la tribuna de invitados, pero se marchó a la hora y media.

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