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X BIENAL DE ARTE FLAMENCO

Los traviesos geniecillos hicieron de las suyas

Margot Molina

"Los duendes nos van a dar la noche". Ésta queja, resignada, pudo oírse el domingo expresada de distintas formas, pero siempre con el mismo contenido, durante el estreno de Sansueña, del bailaor y coreógrafo José Joaquín. El espectáculo con el que el bailaor se presentó en la Bienal de Flamenco de Sevilla no convenció al público que llenó el teatro Lope de Vega. El montaje es un cuento que el mismo José Joaquín ha escrito y que el público, en general, no encontró demasiado interesante. "El argumento es de fiesta de fin de curso de colegio", decía claramente contrariada una asidua a la Bienal que, esta semana, ha entrado en su recta final y finalizará el día 3 de octubre. José Joaquín firma la idea original, el guión, la dirección, la coreografía y el montaje, el diseño del vestuario y la dirección musical. En este último apartado comparte la responsabilidad con su hermano, el guitarrista Niño de Pura. "Me alimento de arte y disfruto con cada una de las cosas de las que me he encargado", asegura el bailaor sevillano de 35 años que en 1989 fue Premio Nacional de Baile de Córdoba. La guitarra es el instrumento que inspira la obra en la que el bailaor de una compañía, encarnado por el mismo José Joaquín, tiene un sueño mientras está actuando con sus compañeros. El protagonista se ve a si mismo triunfando como una primera figura. Durante el montaje, que dura dos horas sin descanso, aparecen tres duendes que, con movimientos clásicos inspirados en el flamenco, van acompañando al protagonista en las distintas fases de su sueño. "¿No van a dejá quieto el mantón y el abanico en tó la noche?", se preguntaba un señor, harto ya de que estos dos elementos aparecieran y desaparecieran de escena a manos de los duendes. Las alegrías y las seguirillas que interpretaron tres bailoras y otros tantos bailaores, respectivamente, resultó lo más aplaudido del programa. El grupo representaba a las tres primas y los tres bordones de la guitarra. "Es una pena porque no bailan mal, pero es que la idea es un pestiño", decía un aficionado. La mayoría del público parecía compartir esta opinión y aplaudieron el esfuerzo de los artistas. En el escenario estaban Niño de Pura, Antonio Moreno e Ismael Guijarro, a la guitarra; Patricia Vela, Arcángel y Segundo Falcón, al cante; Juan Ruiz, a la percusión, y Bobote y El Eléctrico, a las palmas. Candela, la bailaora solista, encarnaba a la guitarra que, según el guión de José Joaquín, enamora al bailaor con cuerpo de mujer y, mala suerte, vuelve a convertirse en instrumento de cuerda una escena más tarde. Candela, que interpretó una soleá, iba con bata de cola y una peineta en forma del clavijero de la guitarra. En Sansueña, que se divide en una docena de movimientos, los palos flamencos -tarantas, tangos, bulerías, farruca o tientos- se iban alternando con arreglos musicales. Estos momentos, en los que dejaban de sonar las voces de Arcángel o Segundo, fueron los que menos gustaron al público. José Joaquín, que ha querido hacer un espectáculo en el que el baile flamenco comparte el escenario con el clásico y el contemporáneo, fue cambiando de registro durante toda la noche del estreno. Una bulería, en la que aparece toda la compañía, terminó con el sueño de José Joaquín. "Una pesadilla, es lo que nos ha dado esta noche", decía un aficionado en tono de guasa. "La fantasía y la creatividad", los principales ingredientes de la obra, según su creador, le restaron importancia al baile. "Se le ha ido la mano", sentenció un flamenco.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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