Cuestión de entusiasmo

Swell y Plástico 3000 Roxy Club. Valencia, 22 de septiembre de 1998Quien conociera la excelente trayectoria discográfica del grupo californiano Swell o, por lo menos, ya hubiera asistido a alguno de sus conciertos en el pasado (ésta era la tercera vez que visitaban Valencia) seguro que tuvo bastante con escuchar un par de piezas para advertir que el del pasado martes no iba a ser uno de esos conciertos para recordar durante una buena temporada. Quizá fuera demasiado esperar que, además de interpretar con corrección sus propias composiciones (al fin y al cabo, eso es lo mínimo que se le puede, y debe, exigir a cualquier formación cuando sube a un escenario), intentaran reproducir y transmitir, en la medida de lo posible, la intensidad emocional o las ondulantes atmósferas con las que envuelven en tonos opacos unas partituras (las de Too many days without thinking o las de su nuevo álbum For all the beautiful people, por citar los ejemplos más recientes) que parte de la prensa especializada ha definido como "obras maestras". Así, el cuarteto liderado por David Freel y Monte Vallier (al batería Rob Ellis -que había militado en Spleen y acompañado a PJ Harvey- le concedieron la baja poco después de participar en la grabación del último trabajo de Swell), bien por el cansancio provocado por una apretadísima agenda de conciertos o por otros motivos menos confesables (que los hay), se limitó a cubrir el expediente con una desgana que sólo pudo convencer a los más fieles. Los murcianos Plástico 3000, en cambio, derrocharon entusiasmo, pero no fueron capaces de dominar los nervios (nunca habían actuado ante un público tan numeroso y, sin duda, pagaron la novatada) ni de rebasar los márgenes de un pop devoto del noise (cerraron con una enclenque versión del Ana de los Pixies) que precisaba de respiración asistida para mantenerse en pie. A seguir ensayando.