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Confusión macabra

Familiares de una mujer viva velan un cadáver diez horas por el error de un hospital al certificar la defunción

Francisco Bermúdez Corredera no daba el brazo a torcer pese a la insistencia de la enfermera. "Que no, que esa no es mi madre", le replicó por cuarta vez. La mujer de la cama 19 era octogeneria, pero no era Ascensión Corredera Vega. La empleada del hospital Clínico de Málaga se acercó a la cama y le preguntó: "¿Cómo te llamas, guapa?". La paciente contestó con voz muy débil: "Carmen Jiménez Martín". El segundo apellido casi ni se oyó. Fue entonces cuando el personal sanitario comenzó a preocuparse y a dar algo de crédito a las quejas de Francisco. Empezaron a buscar a su madre. Para sorpresa de todos, Ascensión no aparecía por ningún sitio. Le habían informado que, dentro de la gravedad, seguía estable, pero no la encontraban ni en la UVI, ni en observación ni en la planta. El hombre, ya desesperado, preguntó si durante la noche había habido alguna defunción. Le contestaron que sí, pero que la fallecida era Carmen Jiménez Martín. Francisco sugirió que llamaran al cementerio y pidieran a los familiares de ésta que identificaran el cadáver. La sorpresa se la llevó entonces Gloria Ávila Jiménez. Durante diez horas había estado velando el cuerpo sin vida de una desconocida. Eso ocurría sobre las tres de la tarde del pasado miércoles, poco tiempo antes de que se procediera a la incineración. Al principio le informaron que había habido una confusión con los cadáveres. Constatado el error, el cementerio decidió aplazar las incineraciones y los enterramientos. Gloria reclamó el cadáver de su madre. Francisco, que se había trasladado hasta la necrópolis para constatar sus sospechas la sacó de la equivocación: "Tu madre está viva, acabo de verla en el hospital. Y ésta es mi madre". Ayer, Ascensión fue enterrada en el cementerio parque de Málaga, entre el dolor y la indignación por el error. Carmen permanece ingresada en el Clínico. Cada familia ha presentado una demanda contra el centro sanitario. "Yo no quiero indemnización, sino que castiguen a los responsables para que otra vez actúen con más cuidado", aclara Francisco. Su denuncia también pretende que se esclarezca si la confusión se produjo en la certificación de la muerte o fue anterior y su madre pudo haber recibido un tratamiento equivocado a causa del cual le sobrevino un paro cardíaco sobre las cuatro de la mañana del miércoles. El gerente del Clínico, Diego Pedrosa, descarta negligencia o error médico: "No hubo ni confusión en los tratamientos ni mala actuación de los profesionales, sino una trasposición de nombre en el momento de certificar la defunción". Aunque la gerencia del hospital ha abierto un expediente informativo, Pedrosa defiende al personal escudándose en una serie de coincidencias entre ambas pacientes: las dos ingresaron el martes con veinte minutos de diferencia, tenían casi la misma edad (Ascensión, 83 y Carmen, 82), ambas padecían enfermedades similares y falta de conciencia. Según el gerente, la confusión se produjo porque la familia de Carmen no identificó el cadáver. De haberlo hecho, hubiera saltado el error. Gloria no quiso ver el cuerpo porque quería recordar a su madre viva, así que sólo entregó el carné de identidad al personal sanitario para que verificara la identificación y éste no advirtió el error. Ayer le fue practicada la autopsia a la fallecida, una prueba que permitirá determinar si hubo error en la medicación. Gloria tiene a su madre viva, pero no oculta su rabia: "No quiero que este error vuelva a cometerse. Yo voy a vivir esta experiencia (la muerte de su madre) dos veces".

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