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Entrevista:

CLAUDE NOBS DIRECTOR DEL FESTIVAL DE MONTREUX "Igual debemos nosotros aprender de los festivales vascos de jazz"

Claude Nobs (Montreux, 1936) es una de las personas más influyentes en la trastienda del jazz en Europa. Dirige el festival más prestigioso del viejo continente, el de su localidad natal, además de representar a la multinacional Warner. Acaba de visitar Vitoria en la reunión de los directores de festivales europeos de jazz. Pregunta. En su casa a orillas del lago Leman tiene una famosa colección discográfica. ¿Cómo la ha reunido? Respuesta. Cuando era un niño, jugaba con un gramófono con discos de 78 revoluciones. Aún no podía leer, pero ponía una, dos o tres estrellas dependiendo de si me gustaba más o menos. Cuando ya pude leer, veía que los que tenían tres estrellas eran los discos de jazz. Ahora tengo más de un millón de canciones grabadas. P. ¿Cuál es la joya de su colección? R. Tengo un disco muy raro, que me regaló el editor de París Match. Es de 1932, de Duke Ellington, y ya iba a 33 revoluciones. P. ¿Qué artistas le han impactado más? R. Miles Davis. Vino a Montreux nueve veces, desde el año 73 hasta el 91, y se hizo muy amigo mío. Hace 10 años estuvo internado una semana en una clínica y entablamos una buena amistad. P. ¿Era tan extraño como se le conocía? R. Era una persona muy simple. Una vez le pregunté cómo decidía hablar o no a una persona. Me dijo: "Le miro a los ojos y en diez segundos sé si le voy a hablar o no". P. En su actuación en Vitoria apenas miró al público. Dio el concierto de espaldas. R. Ja, ja. Hay una razón. Tengo todos los conciertos de Miles Davis en vídeo y siempre había una cámara detrás del escenario, de modo que se aprecia que cuando él está tocando la trompeta dando la espalda a la audiencia, está constantemente dando órdenes a su banda. Un líder de una banda nunca mira al público. Debe mirar a sus músicos. P. ¿Tienen poder los festivales europeos para poner y quitar estrellas de jazz? R. La asociación es importante para ayudar a artistas y representantes a hacer unas giras más cómodas por Europa. Y nos intercambiamos información para contratar artistas. P. ¿Pero cuál es su importancia real? R. A veces apuestas todo, como me pasó a principios de los ochenta, por gente como Steve Ray Vaughan. Él mismo se pagó el billete para ir a Montreux. Por su actuación le pagué 500 dólares y gracias a aquello se hizo famoso. Nosotros podemos elevar a un músico en el sentido de que si creo que es bueno lo recomiendo a los demás festivales. P. ¿Los festivales europeos se hacen respetar en América? R. Los músicos americanos están mucho mejor pagados en Europa que en Estados Unidos. Allí actúan en clubes y venden discos, pero aquí hacen las américas y son los reyes y las reinas. P. ¿Tiene algún proyecto para su festival en Suiza? R. Van Morrison me pidió volver, haciendo un concierto con canciones de rythm and blues de toda la vida. He estado también con Ashford & Simpson, pero intervendrían como compositores, con un homenaje a ellos y actuarían los cantantes que han interpretado sus canciones. P. Usted conoce los festivales vascos. ¿Qué deben aprender de Montreux? R. A lo mejor nosotros también tenemos que aprender de estos festivales. Nunca creo que he hecho algo perfecto. Hay que buscar todo tipo de música. Los puristas dicen que estoy loco porque mezclo reggae, música de África, Brasil, Cuba, hemos tenido a Camarón, a Lole y Manuel, a Miguel Bosé, Maná, Fito Páez,... Pongo música de todo tipo para que los espectadores se abran a todos los estilos. P. ¿Entonces, un festival de jazz tiene que mezclar estilos? R. Depende del público y del lugar. A Montreux llega gente de toda Europa e incluso Japón. Este año vendimos 71.000 entradas. Al aire libre y en cafés hubo unas 130.000 personas en las sesiones gratuitas. P. ¿El jazz es una música minoritaria? R. No. Lo que ocurre es que no aparece lo suficiente en los medios, en la televisión ni en la radio. P. Pero ésa es una responsabilidad de las discográficas. R. Yo he sacado 70 elepés en discos compactos que Atlantic no quería editar. Pero estoy de acuerdo en que se necesita más apoyo en las discográficas. Tengo unos mil elepés de Atlantic que están sin editar en compacto. Como no lo haga yo con mi dinero, nadie lo va a hacer.

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