Una explosión de gas butano mata a un hombre y deja cinco heridos leves en una finca de Valencia

Bartolomé escuchó ayer "un zambombazo", a Justina le pareció que la finca "se resquebrajaba" y Ángeles se quedó sobrecogida ante "la gran llamarada". Eran las siete de la mañana y la mayoría de los vecinos de esta finca de 15 plantas, en el número 87 de la avenida del Puerto de Valencia, aún dormían. En cuanto se recuperaron del susto, decenas de vecinos desalojaron el edificio a toda prisa, mientras las llamas y el humo subían por el deslunado. La deflagración, que se produjo en la sexta planta, en la puerta 23, por un escape de gas butano, según los bomberos, acabó con la vida de un hombre. La Policía está convencida de que el fallecido es el único inquilino del piso, Vicente G. B., de 34 años, natural de La Vall d"Uixó (Castellón). Pero el cadáver ha quedado tan carbonizado y con las huellas dactilares tan deterioradas que anoche aún no habían podido confirmar su identidad. Un vecino de la séptima planta, Francisco C. M., de 59 años, sufrió quemaduras en las manos al retirar las bombonas de butano que guardaba en la terraza que da al deslunado. Otros cuatro vecinos precisaron atención médica por inhalar humo. Los bomberos tardaron una hora en sofocar el fuego. La deflagración convirtió el piso de la víctima en un hueco ennegrecido,sin tabiques ni muebles. Sólo resistieron las vigas metálicas. La onda expansiva destrozó cristaleras y persianas en los pisos que dan al patio interior. Tras las primeras investigaciones, los agentes sospechan que el fallecido pudo llevar tres bombonas de butano a su dormitorio y provocar un escape. Junto al cadáver han hallado una urna funeraria que, supuestamente, contiene las cenizas de un antiguo compañero de piso. Esta pérdida sumió al hombre, según los testimonios recabados por la policía, en un estado depresivo. El 5 de junio de 1997 otra persona de 33 años murió de una forma similar en Manises.