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Un club modélico, un club embargado

La deuda de 250 millones de Osasuna con la Hacienda foral provoca el embargo preventivo de Tajonar

Si la disposición del Gobierno de Navarra fuera mala, una de las piezas claves del organigrama rojillo y el buque insignia de la cantera de Osasuna, las instalaciones de Tajonar, podrían dejar de ser propiedad del club navarro. El Ejecutivo foral tiene desde el pasado 3 de febrero embargadas preventivamente estas instalaciones por la deuda acumulada por el club con la Hacienda navarra, que asciende a día de hoy a unos 250 millones de pesetas aproximadamente. El embargo definitivo hubiera supuesto una crisis absoluta en el club de la capital navarra, por lo que desde la consejería de Hacienda se entendió que lo más prudente era embargar preventivamente Tajonar para que, caso de que otros acreedores quisieran también cobrar a través de estas instalaciones, el Gobierno de Navarra tuviera preferencia a la hora de saldar los impagos. De todas formas, en el seno del club rojillo no hay ninguna preocupación porque el embargo se lleve a cabo, ya que a nadie le interesaría ejecutarlo, porque la imagen que dejaría el Ejecutivo de la comunidad autónoma sería muy negativa en el entorno social,del club de la Plaza del Castillo. Así, el propio consejero foral de Hacienda, José María Aracama ya ha recalcado el nulo interés de su departamento por conseguir estas instalaciones. La solución a todo este embrollo ha llegado en el mutuo acuerdo entre ambas partes para cobrar esta deuda a plazos, pero poniendo unos tiempos reales que pueda resistir la maltrecha economía del club que preside Javier Miranda. El presidente, viendo cual es la situación, se ha apresurado a afirmar que si alguien debe llevarse Tajonar que sea el Gobierno de Navarra, aunque destaca las buenas relaciones existentes entre ambas instituciones y agradece la buena predisposición que ga tenido el Ejecutivo foral con el equipo navarro. 672 millones de deuda Sin embargo, los problemas económicos no acaban aquí. Esta deuda y los problemas que podía haber acarreado con el Gabinete de Miguel Sanz sólo son la punta del iceberg de una situación que viene coleando desde la marcha de Fermín Ezcurra y el descenso a la Segunda División. El encargado de coger el timón fue el segundo de a bordo de Ezcurra, Javier Garro, pero las inversiones que realizó, el proyecto deportivo con Chechu Rojo y hasta su propia junta directiva le dieron la espalda. De hecho uno de sus directivos encabezó una rebelión a bordo que acabó con la marcha de Garro y la entrada de Irigaray, Senosiain y Oteiza. Con ellos llegó el conflicto económico y deportivo, que explica la actual deuda de 672 millones. Se pagaron 6 millones a un amigo del directivo Pedro Senosiain por un informe económico que vale tan sólo uno; se pagaron cifras altas por traspasos, con comisiones abultadas a representantes, véase Ion Becali, apoderado del delantero rumano Gane y que cobró él la mitad de los 83 millones de traspaso para dárselos al club de origen, la Universidad de Craiova. Se pidieron créditos a entidades bancarias y se abrieron cuentas a nombre del club donde se colocaba el dinero cobrado por traspasos, como los de Pollock o Ullathorne, a las que sólo tenían acceso el presidente y sus directivos de confianza. Muchos millones de deuda, operaciones extrañas y un declive económico que buscaba la salida de la presidencia ante el clamor generalizado, eso sí, intentando salvar los millones avalados para llegar a la presidencia. Los acreedores no sólo era la Hacienda foral, sino personas tan diferentes como un ex directivo que sustentaba económicamente el club hasta la marcha de Javier Garro, Javier Bacaicoa, o el propio Peñarol de Montevideo, al que se le adeuda aún dinero por el fichaje del uruguayo Andrés Martínez, o Iñaki Ibáñez, uno de los jugadores más emblemáticos de los últimos años. La caída económica osasunista ha hecho que pase del todo a la nada. Fue uno de los cuatro equipos que no tenían obligación de hacerse Sociedad Anónima Deportiva, junto al Barcelona, Athletic y Real Madrid con una economía ejemplar y quedando, por ello, fuera del plan de saneamiento. De ahí pasó a tener que pedir un crédito para pagar el último sueldo del año pasado a los jugadores. Este declive podía haber sido muy grave, ya que Tajonar, la gran obra que acometió Fermín Ezcurra, no sólo es una gran instalación futbolística con cinco campos (dos de hierba natural y otro de artificial) y múltiples instalaciones, sino que dejaría al borde del abismo a muchos equipos de base, no sólo del equipo rojillo, sino de otros clubes que las utilizan a través de Osasuna. El equipo de Segunda B, los equipos juveniles de categorías nacionales, y todo el escalafón de escuadras que tienen su sustento en estas instalaciones podrían perderse y eso afectaría a aproximadamente 200 jugadores de diferentes edades. Ingresos múltiples Pero aún hay más. Se trata de la seña de identidad del club y de una buena fuente de ingresos en los últimos años. Las ventas de J. A. Goikoetxea, Unzué, Ziganda, José Mari, Nagore, Lacruz o Ezquerro han proporcionado una buena cantidad de millones, que sirvieron para que Fermín Ezcurra pudiera tener una economía saneada y Juan Luis Irigaray pudiera conseguir los avales que prestó al entrar a la presidencia y poder marcharse al final. Además, Tajonar es el punto de referencia de la afición rojilla, que ve cómo los principales jugadores y la mayoría de la plantilla actual proviene de estas instalaciones. Los López Vallejo, Palacios, Yanguas y Ziganda comenzaron a dar sus primeras pasados en los mismos campos que dependen ahora de una decisión administrativa, a pesar de que no se vaya a ejecutar, pero, sin duda, es un riego muy amplio, ya que parte de las instalaciones están hipotecadas por la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona. La mala economía osasunista ha estado a punto de llegar a un extremo que quizás hubiera supuesto un revés definitivo para asuna, ya que como comentaba el Consejero de Hacienda navarro, José María Aracama, supondría prácticamente mandar al equipo a la Tercera División y sumirlo en un pozo sin fondo. Ahora sólo queda intentar solucionar estas deudas, lo que pasa por una mejoría deportiva importante y el ascenso soñado, y buscar las responsabilidades que pueda haber en los gestores anteriores. En la última asamblea de socios se llegó al acuerdo de que los servicios jurídicos del club investigaran si cabe tomar medidas judiciales contra los anteriores presidentes, Garro e Irigaray, los que se perfilan, en especial el segundo, como máximos responsables de la situación de penuria en la que se encuentran las arcas navarras. Deuda, hipotecas y embargos le han podido llevarle a perder su joya más preciada junto con el Estadio del Sadar.

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