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FÚTBOL SEGUNDA JORNADA DE LIGA

El Madrid apunta una vez y gana

El equipo de Hiddink estuvo poco vertical pero mereció la victoria en Zorrilla

Santiago Segurola

En un partido que se jugó de costado a costado, el Madrid encontró una vez la portería y se llevó la victoria. Fue uno de los escasos momentos verticales de la tarde, una excepción honorable si se acepta que en el fútbol el gol es rey. Todo lo demás fue una pugna entre el sentido de la posesión del Madrid y el enorme despliegue físico del Valladolid. Despliegue inútil porque el balón fue propiedad madridista, en régimen de monopolio. Otra cosa es el destino que se dio a tanto uso. El Madrid hizo valer su autoridad, pero llegó muy poco.El Valladolid intentó llevar el juego a lo físico, meter al Madrid en el tipo de partido que le disgusta: trabado, laborioso, discontinuo. Todo esto porque Kresic pertenece a una escuela que rinde algún resultado pero es dañina para el fútbol. Sobre una superpoblación defensiva y con el interés de cazar al adversario en el algún error, cualquier equipo de Kresic te convierte el fútbol en algo áspero y bastante intragable.

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Si algo fue el partido fue la continuación del que se disputó la última temporada, como si no hubieran pasado un buen número de meses. El Valladolid fue el mismo equipo tenaz y limitado que en aquella ocasión se aprovechó de la tontera del Madrid en los últimos minutos. El Madrid también tuvo algo de aquella noche, pero pareció más firme en sus ideas. Esta vez el Valladolid no se encontró con un rival inconsistente. Quizá fue un Madrid menor, con algunos defectos visibles, pero evidentemente autoritario.

El encuentro se decidió en la única jugada punzante, un pase largo de Seedorf hacia el extremo derecha, donde se encontraba Morientes, que hizo un recorte estupendo. El centro de Morientes lo bajó Mijatovic con la facilidad que le caracteriza para los controles. Luego regateó a Chema, aprovechó el rechace favorable tras la entrada de García Calvo y metió el balón por el palo contrario, como los buenos delanteros.

El Madrid se olvidó desde ese momento de la portería. En parte porque no quiso y en parte porque le falta un arma fundamental: un pasador de gol. Debería ser Seedorf, porque es el volante más libre, pero a Seedorf no le alcanza ni para el gol, ni para el pase de gol. La otra posibilidad se concentra en la banda izquierda, pero ni Roberto Carlos ni Savio tuvieron presencia en el ataque. Por lo tanto, fue un Madrid absolutamente horizontal. Ahí alcanzó una buena nota. Se defendió con la posesión de la pelota y lo hizo sin demasiados problemas, a pesar del combativo espíritu del Valladolid, que no agarró el balón ni a tiros. Las pocas veces que lo consiguió, se encontró tan lejos de la portería y con tan pocos jugadores disponibles cerca del área que no había manera de comprometer a Illgner.

Con respecto al funcionamiento del Madrid, hay datos cada vez más evidentes: es un equipo que usa el balón en proporciones extremas, que tiene bastante criterio en la elaboración y que probablemente sufrirá en el capítulo defensivo cuando se quede sin la pelota. No tiró ni una sóla vez el fuera de juego, defendió muy cerca de su portería y se vio expuesto a ciertos problemas cuando la fatiga acechó a los centrocampistas. Como las líneas no estaban juntas, Víctor intentó aprovechar su amplio espacio en la media punta. No obtuvo resultados pero abrió dudas sobre el funcionamiento defensivo del Madrid.

Lo que resulta indudable es la categoría de casi todos los jugadores del Madrid. Esta vez fue Sanchis el mejor de todos. Con 33 años y después de que le hayan traído una legión de centrales -Ruggeri, Spasic, Rocha, Ramis, Alkorta e Iván Campo- para quitarle la titularidad, Sanchis ofrece más garantías que nadie. En cuatro o cinco jugadas interpretó su trabajo como el manual: en los amagues para defender y engañar, en la utilización espléndida del cuerpo, en la lectura para el corte. Todo sin un gramo de demagogia, con una economía de gestos y con una precisión que nos volvió a recordar el gran defensor que es y el injusto trato que ha recibido desde algunos sectores.

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