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Comienza en Córdoba la Vuelta, la carrera que quiere devolver la buena fe al ciclismo

Comienza hoy, en Córdoba, la Vuelta 98. Atrás queda el Tour y la discutida EPO. El trajín en el centro de la organización ha ido en aumento durante las últimas 48 horas. Los coches de siempre, los gritos de siempre, los actos publicitarios de siempre, los nervios de siempre. Los organizadores han apurado las últimas consignas. Quieren una gran Vuelta. El empeño es extensible también a los 22 equipos participantes. "Lo pasado en el Tour pasado está, y ahora a disfrutar", advierten la mayoría de protagonistas. La puesta de largo es a cuatro pasos de la Mezquita.

Hay sonrisas de tensión entre los ciclistas. Especialmente, los candidatos al triunfo final. Zülle, Virenque y Dufaux afrontan la carrera española con unas ganas de revancha fuera de lo común. Quieren redimirse de su polémica exclusión en la ronda francesa. El Festina lleva varios días pedaleando por las carreteras de Córdoba. El jueves conocieron los 161 kilómetros de la primera etapa, con salida y llegada en la ciudad de la Judería. Se trata de un recorrido con trampa, peligroso, por los altos de San Jerónimo, de segunda categoría, y de Iagar, de tercera, situados en los últimos 50 kilómetros.Ayer, volvieron a repetir el ensayo. No quieren sorpresas. Tampoco tiene prisa el Festina en vestirse con el jersey de líder. Sus responsables miran la contrarreloj de Mallorca del 13 de septiembre como ideal para coger el control de la carrera de la mano de Zülle.

"El suizo está fuerte", señala un miembro del equipo. "Olano puede ser el mejor en la contrarreloj, pero Zülle encaja más en la alta montaña. Además, con Virenque y Dufaux, forman un trío temible en este territorio". Existe confianza en las posibilidades de victoria. Pero ante todo, el Festina quiere hablar de ciclismo. Planificar la estrategia de cada etapa, vislumbrar las carencias de los rivales para sorprender. Zülle, el ganador de las dos últimas ediciones con el ONCE, quiere sumar su tercera victoria consecutiva con su nuevo equipo. El ciclista-Vuelta tiene como jefe a un director-Vuelta, Juan Fernández. El director español, en su regreso al ciclismo, no puede disimular la amplia sonrisa con la que se pasea por Córdoba.

Olano, el líder del Banesto, llegó ayer a Córdoba y se entrenó en solitario. El guipuzcoano se presentó con un aspecto fino, sonriente -por su reciente paternidad- y como el ciclista más reclamado para firmar autógrafos. Ha recuperado las fuerzas tras su abandono en el Tour y su victoria en la vuelta a Burgos, después de quedar segundo en la ronda de Galicia con el mismo tiempo de Vandenbroucke, del Mapei. El belga llega dispuesto a dar un disgusto a los favoritos.

Ningún favorito se reconoce como tal en la salida de la Vuelta. La prudencia impera. ¿Zülle? ¿Olano? Es el duelo. La lucha abierta incluye también a Escartín y a Jalabert. Los de siempre. Sólo Manolo Sáiz, director del ONCE-Deutsche Bank, es gráfico en las quinielas: "Zülle es el principal favorito, por méritos propios al haber ganado las dos últimas Vueltas".

Nadie lo dice. Pero todos están convencidos de que será una ronda apasionante. La Vuelta de la buena fe del ciclismo.

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