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Entrevista:

"El público madrileño no tiene cultura discográfica de jazz"

Cuando Paula Bas (Madrid, 1962) era niña, sus gustos musicales causaban extrañeza entre sus amigos. A éstos les gustaban Los Beatles. A ella, el jazz, una música de la que apenas habían oído hablar. El responsable de la rara afición de Paula era su padre, el veterano saxo y clarinetista Vlady Bas, que en vez de nanas para dormir a su hija recurría a Miles Davis, Billie Holiday o Frank Sinatra. Entre los mejores recuerdos de esta cantante de jazz están los conciertos en el colegio mayor San Juan Evangelista en los años setenta. "El Johnny era el único sitio donde podía ver actuar a mi padre, porque era demasiado cría para entrar en los clubes", comenta. Estudió en el Conservatorio de Madrid y hace 15 años comenzó a actuar como intérprete solista en los clubes de jazz y salas de concierto. Participó como actriz y cantante en el musical Jesucristo superstar. Hoy, Paula inaugurará la temporada de conciertos en el café La Fídula. Rendirá homenaje a las grandes divas del jazz, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Carmen McRae, entre otras, e interpretará también sus propios temas. Junto a ella, como invitado especial, estará Vlady Bas. Pregunta. ¿Son los madrileños buenos aficionados al jazz?Respuesta. El público madrileño, como el del resto del país, no tiene cultura discográfica de jazz. No está acostumbrado a escuchar esta música, porque no existe promoción y las emisoras de radio casi nunca la ponen. La gente ignora lo que es el jazz y no sabe dónde ir a escucharlo.

P. Resulta extraño que, después de tantos años como cantante, aún no haya grabado un disco.

R. A los intérpretes españoles no nos dan ninguna oportunidad. Vivimos en un submundo. Un nombre español no brilla, no atrae público y, por tanto, no te contratan. En los festivales hay muy pocos intérpretes nacionales, sólo admiten a los muy reconocidos. Aunque parezca mentira, todavía no he tenido la oportunidad de grabar un disco; seguramente lo haga ahora, pero tendré que hacerlo en Italia.

P. ¿Dónde cree que está el fallo?

R. Sencillamente en que el jazz no es un negocio para nadie, porque es una música para escuchar en locales pequeños, muy cerca del público, en la intimidad. Por eso, el club es su espacio natural. Yo he visto a Ray Charles actuando en un estadio y fue una barbaridad, es antinatural, la acústica era espantosa y apenas se oía. Estoy convencida de que las cosas cambiarán algún día, pero seguramente yo estaré jubilada.

P. ¿Su padre, Vlady Bas, es su peor crítico o su mejor fan?

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R. Mantenemos una excelente relación e incluso le he dedicado un tema. Al principio era crítico, ahora es un fan.

Paula Bas. Café-concierto La Fídula (Huertas, 57; metro Antón Martín). De hoy al viernes a las 24.00 y a la 1.00. Suplemento de actuación, 500 pesetas por persona.

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