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Crítica:'PATOSOS ENTRE REJAS', EN TELE 5
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El crimen no compensa

Después de los Expediente X en España llega a la medianoche de los jueves de Tele 5 un nuevo saldo que, eso sí, sólo durará tres semanas. Se trata de Patosos entre rejas, una antología de torpezas relacionadas con el mundo del crimen protagonizadas por delincuentes que no tienen nada que envidiar al que interpretaba Nicolas Cage en la película de los hermanos Coen Arizona baby, aquel simpático inútil cuyos grotescos atracos le conducían invariablemente a una estancia entre rejas por cortesía del gobierno de Estados Unidos.De ese país procede el grueso del material de Patosos entre rejas. El resto consiste en unos insertos a cargo del actor Pepón Nieto, que hace lo posible para que resulten graciosos unos textos que no lo son mucho. El hombre se esfuerza, y eso sirve para recordarle al espectador que se encuentra ante un buen actor, alguien que cuando el papel que le cae está bien (el soldado retrasado de la película de Carles Balagué Asunto interno, por ejemplo) lo borda, y que cuando el papel no es gran cosa (el ingenuo becario de Periodistas), sabe darle el adecuado componente humano.

El principal problema de Patosos entre rejas es que el material expuesto, esporádicamente gracioso, acaba por cansar en su reiteración del mismo concepto: la torpeza de unos delincuentes a los que Dios no ha llamado por ese camino. Algunos de ellos mueven a la sonrisa gracias a su manifiesta incompetencia, pero a la que uno lleva vistas las desastrosas andanzas de una docena de estos ineptos se descubre oyendo, imperiosa, la llamada del zapeo. Tampoco contribuyen a la buena marcha del asunto ni el tono cutre de la reconstrucción de los ridículos hechos ni las declaraciones de esos policías de la América profunda (¡vaya cara de bestia que luce la mayoría de ellos!) que no parecen tener más luces que los delincuentes de los que se ríen.

Conclusión: a pesar de algunas perlas de la estupidez humana que provocan la carcajada (insuperable ese atracador que intenta defenderse de los clientes del banco que acaba de atracar y sólo consigue pegarse un tiro en un pie), Patosos entre rejas es únicamente un saldo audiovisual que se emite en espera de algo mejor y del que sólo se salva un dignísimo Pepón Nieto.

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