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VERANO 98EXTERIORES

Una mirilla en Andalucía

"Silencio. Vamos a grabar. Cinco y acción". Hace un sol de rabiar y dos focos apuntan sin piedad. Es lo único que no es ficción en la Ciudad del Cine del Coín, donde desde el pasado 10 de agosto se rueda Plaza alta, una serie de que emitirá Canal Sur cada mediodía a partir del 14 de septiembre. Todo queda en casa: la productora -Lince Televisión-, el equipo técnico, los actores y hasta la temática son andaluces. Algo que, según dicen sus creadores, no se había hecho nunca. "Huímos de los tópicos, que es lo que ha caracterizado los proyectos de este tipo. No es que tengamos nada en contra de los Álvarez Quintero, pero eso ya se ha superado. Queremos presentar una Andalucía moderna y actual", explica Eduardo Galdo, el productor ejecutivo. Aunque la serie no tenga nada que ver con los sainetes de estos autores dramáticos, los exteriores no podrían ser más andaluces: una plaza empedrada de pueblo, iglesia incluida, donde todas las fachadas son blancas. "Se trata de dos personajes condenados a amarse eternamente, pero la sombra de un crimen les separa. Es una combinación de corte social de intriga y amor. Una versión moderna del Conde de Montecristo", recita Galdo mecánicamente en los escenarios que construyó la BBC hace siete años para rodar El Dorado. ¿Un culebrón a la andaluza?. Pues, según Vicente Torres, director coordinador de la serie, no. "Nos molesta mucho que lo definan así", asegura. Por las connotaciones peyorativas que tiene y por las diferencias que existen entre los dos géneros. ¿Cuáles?. El ritmo es más rápido, el final no está cerrado -está pensado para que en el caso de que tenga un buen índice de audiencia se pueda continuar- y el amor no es el único protagonista. "Los negocios del vino y el poder también forman parte de la trama". No es ni más ni menos que un intento de reproducir el género televisivo de las soap operas. "La clave es la proximidad con el espectador", explica Torres. Y añade: "Es como si tuviera la oportunidad de mirar a sus vecinos por una mirilla, donde los personajes son un ejemplo de las relaciones sociales en Andalucía". ¿Y qué ven? Una escena cotidiana: unos actores charlando en la terraza del bar Juan. ¿Y que no van a ver? El ir y venir del personal técnico sin camiseta, sus gafas cuadradas negras, sus gorras de artistas americanos y a Lucina Gil: la única actriz además de Máximo Valverde que no es primeriza- que descansa en la piscina mientras memoriza el guión. "Es curioso que este tipo de productos no se hayan realizado antes en Andalucía", dice Torres. "La ficción funciona muy bien en todas las televisiones autonomómicas y las que son a nivel nacional tienen mucha audiencia en esta región". Lo sabe por experiencia. Ha dirigido otras producciones de Zepelin como El super o Calle Nueva. Y su tarea en la Plaza Alta terminará dentro de poco. "Nuestra misión es formarles porque aquí no hay tradición, pero poco a poco nos iremos retirando y dejaremos solos a Linze Televisión. Eso es lo bueno, que estamos creando profesionales y escuela en Andalucía", dice Torres. Y Gil, que sigue ajena al bullicio de la grabación le da la razón. "Lo bonito es que los profesionales se están formando y aprendiendo el oficio aquí".

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