Borrell emplaza al PSOE a superar el pasado y buscar ideas para su programa

La Comisión Permanente del PSOE abordará hoy la necesidad de centrarse en el inicio del nuevo y decisivo curso político, plagado de citas electorales, y superar los acontecimientos judiciales que bloquean la actualidad del partido. En la cita, el candidato socialista a La Moncloa, José Borrell, concederá a la dirección de su partido la última oportunidad para lamerse las heridas y emplazará desde ya a todas las estructuras del PSOE a que superen el pasado y trabajen en recoger ideas y propuestas para su programa.

El propio Borrell ha empleado parte del verano en visitar en sus respectivos países a los líderes emergentes de la nueva izquierda europea para recoger sus consejos. En los planes de Borrell figura que la cita de la cúpula del PSOE de hoy debe servir como punto final de un periodo. La permanente socialista abordará así los últimos acontecimientos que afectan al país y sobre todo al partido, como todo lo relacionado con la sentencia del caso Marey que condenó a dos ex altos cargos, José Barrionuevo y Rafael Vera, y en la que se ha implicado personalmente el ex presidente Felipe González al colaborar en la defensa de su recurso como abogado ejerciente. Pero también fijará la fecha del mes de septiembre en la que un Comité Federal extraordinario pondrá en marcha la confección del próximo programa electoral.El equipo de Borrell ultima estos días un documento de trabajo para perfilar su nueva estrategia. El objetivo de ese diseño es en apariencia tan sencillo como ambicioso. El PSOE debe abrirse más a la sociedad para captar, entre los desencantados y los jóvenes, a los votantes que le impulsen a La Moncloa. La dirección del PSOE, según diversas fuentes, está a favor de secundar ese objetivo. El aparato socialista que dirige el secretario general, Joaquín Almunia, ha advertido a Borrell que cuenta con su beneplácito incluso para que se mantenga al margen de las disputas internas aún por superar tras la extensión del proceso de las primarias por todas las organizaciones territoriales.

Borrell no sólo quiere nutrirse para elaborar su programa de ideas ajenas al PSOE en España sino en cualquier punto de Europa o del mundo. En este verano ya ha visitado in situ a Tony Blair en Gran Bretaña y a Gerhard Schröder en Alemania. Antes había conversado en París con el presidente francés, Lionel Jospin. Mañana partirá hacia Uruguay para establecer contactos con dirigentes progresistas del Cono Sur.

El candidato socialista ha sacado al menos dos conclusiones de su gira europea. Los candidatos de la "nueva izquierda", de la "tercera vía", del "pragmatismo progresista", pretenden abarcar un abanico del electorado mucho más amplio que el históricamente de la izquierda y, como consecuencia, cada vez se comprometen menos en sus ofertas.

El líder electoral del PSOE no ha desperdiciado la ocasión de visitar la semana pasada Alemania y en concreto en Hannover, la capital de Baja Sajonia, el feudo del candidato socialdemócrata Gerhard Schröder, en la víspera del inicio de la campaña electoral que podría desbancar a Helmut Kohl el próximo 27 de septiembre tras 16 años de Gobierno conservador. En Hannover precisó que no quería intervenir en un asunto interno alemán, como son estas elecciones, pero admitió que las afinidades ideológicas no tienen fronteras para acercarse a la estela que augura a Schröder un buen resultado. Borrell estaba interesado en hablar de Europa y de las nuevas propuestas planteadas por Schröder en su avance de programa electoral.

Borrell se toma estos contactos con los líderes emergentes de la nueva izquierda europea como "una fuente de ánimo e inspiración". Cuando se le plantean dudas sobre el perfil verdaderamente de izquierdas de algunos de esos compañeros de corriente, Borrell insiste en ubicarse siempre en la izquierda pero "sin clichés ni etiquetas". Por eso él no emplea términos ocurrentes como "tercera vía" o "acercamiento pragmático, práctico y operativo a los problemas". Él prefiere denominar a ese "viento de cambio que llegará a España dentro de un año" como "nueva izquierda". Una nueva izquierda que no identificó con el partido que ya lideran Cristina Almeida y Diego López Garrido, sino con "valores de un hemisferio político", que contrapuso a los de derechas e intolerantes del Gobierno de José María Aznar.

Borrell, sobre su presunta y complicada sintonía con las ideas liberales de Schröder, avanzó otro paso en su meta de rechazar corsés: "Hay que hacer políticas que funcionen, no hay que seguir esa especie de guía Michelín de la acción política donde está escrito de antemano lo que hay que hacer venga a cuento o no. Hay que dejar el dogma en el desván".