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Vieri se queda, pero pierde crédito

La vida de Christian Vieri en el Atlético de Madrid ya no será igual. No ha podido irse del club, y ahora éste le pasará factura por los desplantes, los abandonos y las repentinas rabietas que han marcado su estancia en el Manzanares desde su llegada, hace ya un año. "Vieri se ha buscado un problema. Ahora debe ganarse el respeto del míster [Arrigo Sacchi] y de sus compañeros, porque no tiene derecho a fracturar el grupo", declaró ayer Miguel Ángel Gil, dejando claro ya que la relación jugador-entrenador es por lo menos tensa."No me voy", había mascullado Vieri poco antes y entre dientes. La frase sonó a confesión forzada. Su representante, el italiano Sergio Berti, intentó poner paños fríos y acusó a la prensa: "Les pido por favor que no exageren, han construido castillos en el aire". Berti negó que existiera una oferta del Juventus e intentó explicar el último mal humor del italiano: "Christian quería ir a Italia a solucionar un problema personal, y no pudo. Ayer [por el lunes] no fue al entrenamiento porque tenía fiebre".

El intermediario quería convencer a todos de que lo peor ya había pasado. "Ya está todo arreglado. Cristian no quiere irse", repetía Berti sonriendo. "Sólo pedimos serenidad. Sabemos que el Atlético es un club muy importante, con muchos jugadores de primer nivel mundial, y que Vieri es uno de ellos. Pero no se puede exagerar tanto por un sólo entrenamiento". Tras el ruego, cuando el representante abandonó la sala de conferencias del Vicente Calderón, el asunto parecía finiquitado: otra pataleta de Vieri, otra vez el perdón del Atlético.

La respuesta del club

El turno siguiente fue para Miguel Ángel Gil, director general del club, y su rictus transmitía que algo seguía sin funcionar bien. Prefirió no ir al grano directamente: "El Atlético de Madrid tiene una idea muy clara de lo que quiere, y una de esas ideas es que siempre va a primar el interés del club por encima de un jugador, sea el que sea", dijo, y dejó entrever lo que ya muchos sospechaban: la relación de Vieri con el entrenador Arrigo Sacchi -un predicador acérrimo en contra del individualismo de las figuras- se había roto en algún momento de la pretemporada."No hay ningún jugador que pueda faltarle al respeto al míster, fracturar el grupo y dar una mala imagen del club", aseguró Gil. La indirectas contra el jugador italiano se mantuvieron durante todo su discurso -"no hay jugadores intransferibles ni imprescindibles"-, y advirtió que puede haber sanciones disciplinarias "para los que no cumplan con nuestras normas".

Vieri pasó casi como un fantasma por el entrenamiento de ayer por la mañana en el estadio. Con más de 30 periodistas esperándole, el italiano quiso escabullirse y emprendió la salida cruzando el campo de juego con la mirada clavada en el suelo, un gesto muy suyo. Abrumado por el acoso de quienes le pedían solamente una palabra, Vieri dijo tres: "No me voy". Y huyó al resguardo de un guardia de seguridad.

La explosión del caso Vieri no parece lo más indicado para que el Atlético comience la Liga en paz, el sábado y frente a un rival difícil, como puede ser el Valencia en Mestalla. La familia Gil tiene poco tiempo -o dejar pasar el primer partido y aprovechar el parón por el Chipre-España del 6 de septiem-bre- para achicar el agua del barco e intentar que sus nuevos principios -"profesionalidad, profesionalidad y profesionalidad", según Miguel Ángel Gil- se aproximen algo a la realidad.

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