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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Estudiantes de familias numerosas

El próximo mes de septiembre es, con julio, uno de los clásicos de apertura de plazo de matrícula para cualquier nivel educativo en todos los centros de enseñanza, ya sean públicos o privados, pero voy a referirme ahora sólo a los centros universitarios privados.Se vive en nuestro país un tiempo de afloración, extensión y asentamiento de las universidades privadas. Antiguos centros de enseñanza privados, pequeñas escuelas que ofertaban una muy específica modalidad de enseñanza superior, desatendida por la macrouniversidad pública, impartían planes de estudios homologados por ésta y se les autorizaba a expedir títulos demandados por algunos sectores del mercado laboral. En los últimos tiempos, puesto que cubren una laguna formativa evidente, se les ha ido incorporando paulatinamente a la universidad matriz de la que dependían a efectos administrativos. Y llegan incluso a promocionarse publicitariamente haciendo alarde de su condición de adheridos, integrados o adscritos a tal o cual universidad pública.

Aprovechándose de esa situación especial, estos centros privados son campo abonado para el fraude a la hora de fijar las tasas y los derechos de matrícula de los estudios que allí se ofrecen. Bajo la capa o el marchamo, ya fijos en la mente del estudiante que aspira a una plaza en este tipo de centro, de que continúan siendo "privados", es decir, exclusivos, fundados, creados o ideados hace un tiempo por la iniciativa personal o colectiva de un grupo de profesores, imponen unas tasas y unos precios de matrícula que no están ni guiados ni regulados por los mismos criterios que se establecen para los centros universitarios públicos de los que son vicarios, y que, además, se los consienten.

Así, por ejemplo, estos centros se suelen saltar a la torera la legislación vigente sobre los beneficios establecidos por ley para los estudiantes miembros de familias numerosas, y por eso sería bueno que se difundiera entre los interesados el derecho que les asiste en materia de educación, de acuerdo con la categoría de familia numerosa a la que pertenezcan; la reducción de precios que les corresponde no sólo se refiere, como se les quiere hacer creer en la secretaría de estos centros, a las tasas de matrícula -hasta 20.000 pesetas en algún caso concreto-, sino que comprende también los elevados derechos de matrícula -entre 250.000 y 300.000 pesetas, según los casos-.

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La ley que ampara a estos alumnos es la 25/1/1971, de 19 de junio, de protección a las familias numerosas (BOE de 24 de junio y 29 de septiembre de 1971), y en el punto 2, parágrafo a), sección 2ª del artículo 28 del capítulo III del decreto por el que se aprueba el reglamento de la ley, de 23 de diciembre, se dice textualmente: "2. La cuantía de los beneficios señalados en el número anterior consistirá: a) Para las familias numerosas de primera categoría -mayoritarias en nuestro país-, en la reducción del 50% en el pago de los respectivos derechos y tasas". El número al que se refiere el texto entrecomillado es el punto uno de la sección 2ª, artículo 28, que en materia de educación explicita que "... los beneficios que consisten en exención o reducción de derechos y tasas comprenderán toda clase de derechos de matrícula y... tasas... en los siguientes centros: 5º. Educación universitaria cursada en sus diversos ciclos y modalidades en facultades, institutos, escuelas y colegios universitarios, y escuelas técnicas superiores, sean estatales, autónomas o privadas".-

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