Ni perentoria ni necesaria
Siempre que paso por la avenida de América, y lo hago dos veces cada día, pienso que la obra que concluirá dentro de 18 meses -al menos eso dicen- ni es de las necesarias, ni de las perentorias y mucho menos imprescindible: es de las construcciones que mueven intereses de quienes se escudan en la autoridad de quien ordena la obra para vendernos la necesidad. Los autobuses que van a Alcalá de Henares apenas incordian, los de San Fernando no molestaban a la circulación y el traer los de Alenza a la avenida de América es un pretexto.
Hacer aparcamientos para más de mil vehículos es rizar el rizo de la incompetencia.
En el refugio para coches de Corazón de María, con más de dos años de antigüedad, sigue habiendo vacantes pese a la oferta permanente de plazas.
La obra de Diego de León, que no se sabe cuándo concluirá, que se hizo para aparcar a los vehículos de la zona, correrán la misma suerte, no se ocuparán las plazas ofertadas. Todo lo dicho me lleva a esto: señor alcalde, ¿por qué se ha metido, mejor, nos ha metido a los madrileños en la obra que no hace más que incordiar, cuando el Ayuntamiento que usted preside tiene más de un cuarto de billón en números rojos y, sobre todo, no hay en Madrid ninguna obra de mayor prioridad, aunque sin placa conmemorativa, por ejemplo, galerías de servicio?- .
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