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Obras Públicas critica la "sensación de catástrofe" que dieron las urgencias en el accidente de la avenida de América

El accidente del miércoles por la tarde en las obras de la avenida de América, cuando la pluma de una grúa zarandeó la pasarela peatonal y provocó contusiones a dos viandantes, fue un susto sin demasiada importancia. Pese a ello, los servicios de emergencia se encargaron de "transmitir una sensación de catástrofe" al concentrarse tres ambulancias del Samur y otros tantos vehículos de bomberos en el lugar de los hechos. La teoría la expuso ayer un visiblemente enojado consejero de Obras Públicas y Transportes, Luis Eduardo Cortés, convencido de que esta actuación -y su posterior reflejo en los medios de comunicación- "elevó un accidente de tráfico a la categoría de lo más importante que estaba sucediendo en España". Cortés deploró este "espectáculo de la exageración", que prefiere "la imagen de la pandereta a la de un país riguroso y desarrollado". Pocos se libraron ayer de las invectivas de un consejero enfurecido con los episodios del día anterior. Criticó Cortés las observaciones de los vecinos de la zona ("hay miles de cosas de las que yo no sé casi nada, y no me atrevería a responder con tanta alegría"), criticó que se hable tanto de la avenida de América "y no de otras obras con las que me tropiezo", en posible alusión al puente de Ventas, y acabó con una vitriólica reflexión sobre su papel como político: "A veces pienso que lo mejor es no hacer nada. Me ahorraría problemas y, además, es casi seguro que me nombrarían para algún alto cargo".

No todos coincidieron ayer en minimizar lo sucedido en la avenida de América. El alcalde en funciones, José Ignacio Echeverría, apuntó que las obras "parecen un poco gafadas, aunque se están haciendo bien", y reconoció: "Lo que ocurrió nos ha preocupado mucho, pero vamos a continuar con la obra".

Más crítico fue el responsable de Salud Laboral de CC OO, Braulio Ballesteros, que atribuyó el percance a las "prisas" de la Administración por acabar los trabajos. "El ritmo es exagerado y se producen fallos humanos porque los empleados están sometidos a demasiada presión", apuntó, informa Europa Press.

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