"Si Lorca volviera a nacer en Granada, volverían a matarlo"
En Granada hay sólo un puñado de "carcas o malafollás", pero han conseguido doblegar al resto de sus vecinos hasta conseguir que toda la ciudad lo sea. Eso es al menos lo que sostiene el catedrático y director del departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Granada Nicolás López Calera (1938) en su libro El ser granadino. López Calera, nieto de Nicolás María López, a quien Ganivet escribió sus cartas finlandesas, analiza, desde la filosofía a la anécdota, el carácter de la ciudad. Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de hacer este libro? Respuesta. En realidad surgió ante la indignación de ver que Granada sigue siendo la última provincia en la renta per cápita y el intento de explicar por qué los males de Granada proceden de los propios granadinos. También por la intención de ver si es posible conseguir una Granada más justa. P. ¿A qué conclusión llegó? R. Desde mi ateísmo metafísico creo que no se puede hablar de un ser granadino en general, sino de un ser oligarca caciquil, feudal, insolidario que es minoría, pero que tiene mucha fuerza en la ciudad... y no quiero dar nombres. P. ¿Es cierto el concepto del granadino como malafollá? R. Hay unas características generalizadas: es negativista, es decir, le dice "no" a todo por sistema. Es famosa esa frase de quien acaba de incorporarse a una reunión y dice: "no sé de lo que estáis hablando, pero no lleváis razón". Es un ser pesimista, al que no le gusta viajar, porque piensa que como Granada, nada. P. ¿No choca que en Granada existan los carcas y también gente brillantísima? R. Así es. En realidad hay dos Granadas que están muy bien representadas por Ganivet y Lorca. Ganivet no se soportó a sí mismo: el ser triste, misántropo y reaccionario que era no soportó al granadino abierto y que sabía idiomas, y se suicidó. Y a Lorca, el ser internacional, lo asesinó la Granada cerrada. Yo creo que si Lorca volviera a nacer, lo volverían a matar de otra manera. P. ¿Por qué escribió el libro? R. El libro tiene una intención ideológica, es provocador. Granada sigue estando mangoneada por cuatro mangantes, es una ciudad dominable. El granadino no lucha ni por lo que cree, y hay que despertar esa conciencia. En la ciudad hay mucho dinero, pero no se gasta, se guarda. La gente es muy engurruñida, muy tacaña. P. ¿Ha recibido muchas críticas? R. Sí. A mi padre, que ya tiene noventa años, esos granadinos de pro de toda la vida, los oligarcas, lo paran por la calle y le dicen: "siento lo de tu hijo", luego añaden: "te ha salido un poco de izquierdas".
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