Santuario del hombre prehistórico

A escasos kilómetros de Sant Mateu, entrando en la comarca vecina de L"Alt Maestrat, la población de Tirig ofrece uno de los conjuntos de pinturas rupestres más importante de la Comunidad Valenciana. Este paraje dista del mar unos 40 kilómetros y en tiempos de la prehistoria estuvo ocupado por abundantes bosques y numerosos cursos de agua, que abrieron caminos naturales por barrancos en la actualidad secos. La Valltorta, nombre que recibe la zona, conserva 21 abrigos diferentes del recuperado arte rupestre levantino. En la carretera que conduce de Sant Mateu a Albocàsser, a la salida de Tirig, se encuentra el museo (tel. 964 41 86 12) donde se muestra una extensa documentación para reconstruir el apasionante pasado de estas tierras, antes de contemplarlas directamente. En el interior una maqueta interactiva permite localizar los puntos de interés, los diversos yacimientos arqueológicos, las masías, las zonas rurales y otros innumerables detalles de la zona de la Valltorta. Lo más llamativo del museo es una reproducción a tamaño natural de la Cova dels Cavalls, descubierta en 1917 y declarada monumento histórico artístico en 1924. En la escena un grupo de arqueros disparan sus flechas contra una manada de ciervos, integrada por un ciervo adulto, otro joven, cinco ciervas y dos cervatillos. Entre las figuras humanas más veces representadas en el conjunto artístico de la Valltorta se encuentra la del cazador que tensa su arco y dispara flechas. Las siluetas menos frecuentes, y por ello despiertan enorme curiosidad, se refieren a la mujer, vestida con falda larga, ajustada a la cadera y con el torso desnudo. Después de visitar el museo, situado a medio kilómetro del inicio de la ruta por el valle, corresponde empezar el descenso hacia los abrigos. La expedición cruzará por el interior de masías que han ocupado las antiguas superficies de bosques con explotaciones de almendros. La Valltorta hace gala a su nombre, con la configuración de un valle angosto, tortuoso, dibujado por vueltas y revueltas. Con la ayuda del guía del museo el itinerario completo es de diez kilómetros, y puede reducirse a siete si se acierta con los atajos. La ruta comienza por el fondo seco del cauce del río. Luego lo abandona y remonta por su lado izquierdo para volver al punto de salida de la marcha. Los abrigos se encuentran a una considerable altura de las paredes del valle. Su ubicación resulta en cierto modo inverosímil, y el viajero se pregunta por dónde accedían sus moradores a estas viviendas prehistóricas. Es posible que la respuesta se encuentre en las modificaciones geológicas que ha sufrido el territorio y a razones de tipo defensivo que el hombre de hoy no llegamos a descifrar. Los recintos de pinturas de la Valltorta se muestran como un auténtico santuario del pensamiento prehistórico. Los argumentos de esa cultura se descubren en la iconografía utilizada y en la ordenación preconcebida de especies y signos proyectados sobre los muros de la cueva. Con estas pinturas el hombre prehistórico reproducía artificialmente las escenas de su vida cotidiana, incorporando sus observaciones más notables sobre el comportamiento de los animales. Muestran su preocupación con el mundo animal ya que de la caza dependía su supervivencia. Afín con el viaje en el tiempo que significa este acercamiento a las pinturas rupestres, el visitante encontrará en la población de Sant Mateu un elemento informativo complementario a los datos y experiencias adquiridos en Tirig. Se trata de la Colección Museográfica de Paleontología Juan Cano Forner expuesta en un sugerente museo (tel. 964 41 65 90), posiblemente el que ofrece en estos momentos los contenidos más importantes de todos los museos paleontológicos de la Comunidad Valenciana. Contiene piezas de todas las eras geológicas y la mayor parte de los pisos estratigráficos de cada una de ellas. Aunque la mayor parte corresponden a yacimientos del Maestrazgo, también están representados asentamientos prehistóricos de Cataluña, Aragón y países extranjeros.