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Euforia madridista tras la victoria en Riazor

En el Real Madrid todos saben que lo hecho en el Teresa Herrera es bastante más que una buena actuación de pretemporada. Es la confirmación de que el sistema de Hiddink va calando en los jugadores y que su promesa inicial de "resultados más espectáculo" era algo más que una entelequia. "Tenemos muchas ganas de agradar, primero a nosotros, y después a la gente", dijo ayer Fernando Morientes. El delantero, que marcó en los dos partidos en Riazor, se convirtió -ante la ausencia de Hiddink- en el portavoz ideológico del holandés: "Queremos un Madrid alegre, que vaya al ataque y marque goles". Los jugadores viven días de tranquilidad. Saben que llegará Robert Jarni -estará mañana en la Ciudad Deportiva-, y que allí se cerrarán los fichajes. Saben también que el club no vende por dinero, y que se mantendrá la plantilla tal como está. Lorenzo Sanz ha rechazado ofertas por Redondo (2.500 millones del Olimpico), Morientes (3.500 millones del Roma), y Seedorf (3.500 millones del Arsenal). Ni siquiera hay lesionados importantes: Suker, Redondo y Seedorf sufrieron golpes en A Coruña pero no verán afectada su preparación para el próximo amistoso, que será el 23 de agosto frente al Borussia Moenchengladbach.

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