Entre lo divino y lo humano
Las fiestas de la Paloma atraen, como cada año, a propios y extraños para reavivar el castizo espíritu de Madrid
Todo transcurre ante la mirada dulce de la Virgen de la Paloma convertida en una imagen en forma de cuadro. En su presencia, las fiestas más castizas de Madrid acogen a centenares de personas, propias y extrañas, que se dejan llevar por la singular mezcla de religión y celebración pagana."Me encanta, me encanta. Éstas son las fiestas más bonitas que conozco. Vengo siempre y las disfruto mucho", dice, emocionada, Antonia, de 60 años, mientras baila un conocido merengue en compañía de su esposo Luis, de 62.
No muy lejos, en la carrera de San Francisco, un animador anuncia a la ganadora de la primera edición del concurso de la Señá Rita, un popular personaje de zarzuela. Ana María de Andrés, una guapa castiza seguidora fiel de la Virgen de la Paloma, es la elegida. "Espero poder representar muy bien a la Señá Rita, que tantos consejos daba. Yo sé que ésta es una buena forma de avivar el espíritu madrileño", afirma Ana María entre risas.
En la calle de Toledo, mientras tanto, un simpático presentador da inicio al principal concurso de la noche: "Vamos a demostrar que en Madrid todavía quedan narices", proclama, retando al público a participar en este jocoso y tradicional concurso. "Por aquí hay más de uno que no tiene una nariz, sino un codo pegado en la cara", comenta, arrancando sonoros aplausos entre los asistentes. Enseguida, más de uno responde a la llamada y acude a la tarima para que un hombre de rostro adusto le mida la nariz con una reglilla gris.
En las calles del distrito centro desfilan a la par chulapos y chulapas, unos decepcionados porque no ganaron algún concurso de chotis o pasodoble, y otros emocionados por su paso a la gran final.
En la calle los ritmos se mezclan en cada esquina. Merengue, flamenco, salsa, son cubano y otros más. Todos bailan y beben. Ángel, un andaluz de 62 años, parece el más alegre. En una acera baila desenfrenadamente un moderno reggae mientras un grupo de chavales le contempla sin ocultar su sorpresa: "Sí señor, eso sí es baile", le jalea uno de ellos.
Las fiestas de la Paloma, que comenzaron el pasado miércoles, llegarán este fin de semana a su esplendor. "Lo mejor ocurre el sábado y domingo", cuenta una mujer residente en la zona. Hoy a las 10.00 se realizará una misa en honor de la Virgen en la plaza de las Ventas. A las 13.30, un grupo de bomberos del Ayuntamiento de Madrid se aplicará en la tradicional bajada del cuadro de la Virgen. Por la tarde, a las ocho, habrá una procesión y un concurso de poesía madrileña en la calle de la Paloma.
Mañana, en el último día de la celebración, seguirán los bailes populares y la final del concurso de chotis y pasodoble.
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