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Un privilegio real a debate

Comercio, música, teatro, folclore, ocio, deporte... Pocos antepasados de los actuales habitantes de Xàtiva podían suponer que la Fira d"Agost de la ciudad, que se celebra desde 1250 por privilegio del rey Jaume I e inaugurada anoche, se convertiría con el paso de los siglos en un conglomerado de actividades comerciales y lúdicas visitado por miles de personas. Una ingente marea humana, de variada procedencia, que, año tras año, aguanta con estoicidad el exigente calor del agosto setabense y repite la experiencia con asiduidad. Para muchos, principalmente los feriantes que exponen y venden sus productos durante los días que dura el evento, esta masiva afluencia de público es un síntoma evidente de que el certamen no necesita cambios en profundidad. Sin embargo, el debate en Xàtiva está abierto: la Fira d"Agost, sobre todo a juicio de los propios habitantes de La Costera, necesita un lavado de cara para no caer en un peligroso retroceso. Y esa sensación está en el ambiente desde hace tiempo. Nada más tomar la vara de mando del Ayuntamiento de Xàtiva, hace más de tres años, el alcalde Alfonso Rus, del PP, se comprometió a transformar en profundidad la Fira d"Agost y tratar de realzar el certamen. Esa voluntad de cambio se ha traducido en un aumento importante del presupuesto, que ronda ya los 70 millones de pesetas. Pero el balance es desigual. Las primeras "novedades" introducidas por los populares fueron acogidas como una "involución" de la fiesta, a juicio de los sectores progresistas de la ciudad. Para empezar, se optó por recuperar la denominación de "Reina de la Fira" y se suprimió la de "festera", adoptada por los socialistas durante la transición con la intención de vaciar esta figura de connotaciones franquistas. La recuperación de las cenas de gala, sufragadas en parte por el Ayuntamiento, -lo que no impide que este año, por no correr mucho, las entradas se vendan a 5.000 pesetas por persona- ha contribuido a completar el remember conservador y recobrar el sabor añejo y glamuroso de las ferias de los años sesenta. Al margen de actuaciones simbólicas, en Xàtiva existe un consenso total sobre "el proceso de degradación de la Fira al que estamos asistiendo en las últimas décadas", en palabras del historiador y empresario turístico Enric Gandia, quien hacía referencia sobre todo el apartado comercial y al peligro de convertir el certamen en un mercadillo de productos de consumo. El Ayuntamiento ha intentado tomar el guante. "Se hacía necesario cambiar los criterios de selección de los productos, basada antes en una visión puramente económica de detrimento de los productos típicos de la Feria", abundaba. Esta "redefinición" ha sembrado el malestar entre los feriantes afectados, acostumbrados, en muchos casos, a ubicar su punto de venta en el mismo lugar durante décadas. Pero en esta búsqueda de nuevas fórmulas se ha operado un proceso todavía más doloroso: el cambio de ubicación de la llamada "Fira del Bestiar", en origen un importante mercado de animales que paga desde hace años el precio del paso del tiempo y de la mecanización de las actividades agrícolas. Pese a las protestas de los ganaderos, el certamen dejó el pasado año su privilegiada ubicación, en el centro neurálgico de la Fira, para ser desplazado a las afueras de la ciudad. Allí, el futuro que le espera al certamen, según los propios afectados, es acelerar la muerte de la actividad. El espacio dejado por los animales, en la llamada explanada de los Institutos, ha sido ocupado por la música. Atendiendo a una fuerte demanda, el lugar se utiliza ahora para aumentar la calidad y cantidad de las actuaciones musicales dirigidas a los jóvenes, un sector que, según dice Gozalbes, "estaba bastante abandonado por los socialistas". Aunque nunca llueve a gusto de todos, y se reprocha la ausencia de una actuación "de primera línea", el cartel de este año, integrado por Ariel Rot, Javier Gurruchaga, Tahúres Zurdos, Gatos Locos, Revolver y La Frontera, servirá para llenar el hueco. "En definitiva, se trata de introducir los cambios suficientes en la Feria como para mantener cada año la expectación, y pienso que lo estamos consiguiendo", señalaba Gozalbes como resumen. Vicent Torregrosa, portavoz del PSPV-PSOE en el Ayuntamiento, coincide en que "la Fira necesita adecuarse a los tiempos, y eso se traduce en una sectorización de los productos, por apartados, y un cierto nivel de especialización". "No obstante", prosigue Torregrosa, "muchos de los cambios que se han introducido responden más a la improvisación y a la falta de proyecto que nos han llevado a un gasto desmesurado". "El presupuesto se ha triplicado sin que ello haya supuesto una mejora cuantitativa, sobre todo en el terreno cultural", prosigue el portavoz socialista, quien, sobre todo, reprochaba que "se ha dado un paso atrás muy propio de la derechona". En concreto, Torregrosa cuestionaba que "en el mismo espacio que antes se dedicaba a la nova cançó y al teatro de calidad, la Plaça del Mercat, lo ocupan ahora Elsa Baeza y Tony Ronald". Ni siquiera las mejoras cuantitativas, como la del aumento de las actuaciones musicales, se escapa de las críticas. "Estamos de acuerdo en que haya más actividades para los jóvenes, pero el tema está más enfocado como un negocio privado, de una empresa que organiza los eventos, más que como un servicio, y donde se fomenta el consumo de alcohol entre los jóvenes", advierte el edil socialista.

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