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Reacción puntual

La cotización del yen, el actual termómetro de los mercados financieros en estos días, ascendió ayer hasta 144, 97 en los primeros compases de la sesión, lo que permitió una apertura tranquila en todas las bolsas europeas. Las recuperaciones estuvieron a la orden del día y todos los mercados compitieron para demostrar que su capacidad en ese terreno era indicativo de la fortaleza de la economía que le da soporte.

La Bolsa de Madrid recuperó en esta jornada un 1,72%, un dato inferior al de París o al de Francfort, pero superior al de Londres, mercado que está prácticamente descolgado del área del euro.

Las compras en un mercado teóricamente barato fueron abundantes, pero una vez completada la reposición de las carteras el dinero brilló por su ausencia, es decir, no entró ni una peseta de más apostando por la continuidad de la recuperación en los próximos días, algo que en estos momentos nadie está en condiciones de garantizar.

La contratación en el mercado continuo fue de 128.703 millones de pesetas, una cifra cuyo carácter relativo la puede hacer aparecer como buena o como mediocre. Para la media del mercado en este ejercicio es un mal registro, pero teniendo en cuenta que es verano y la situación de precariedad que se respira en los mercados, hay que admitir que no está nada mal.

La profesionalidad de los movimientos que se producen en el mercado quedó demostrada por el trasvase entre la deuda y las acciones, esta vez en sentido inverso al de los últimos días, con lo que se produjo una fuerte caída en el precio de la deuda y la consiguiente recuperación de la rentabilidad hasta el 4, 75%. El diferencial con la deuda alemana creció hasta 0,28 puntos, una vez anulado el efecto del exceso de dinero que buscó refugio desde que se reactivó la crisis asiática.

La ligera recaída del yen a lo largo de la tarde hasta 146,08 frente al dólar evitó que la preocupación desapareciera del todo, incluso cuando volvió a recuperar el nivel de 145, 95 en los últimos minutos de la sesión.

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