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La "gran guerra", en octubre

El ministro de Sanidad, José Manuel Romay, después de una cena con Fraga, anunció que tenía manos libres para participar en la formación de las listas electorales y propuso que uno de sus hombres, Antonio Couceiro, consejero de Industria, abandonara la Xunta para disputar la alcaldía de A Coruña al socialista Francisco Vázquez. Fraga respondió que las candidaturas de Santiago y A Coruña "habrá que hablarlas entre todos, como siempre se hizo".Cámaras y empresarios piden la continuidad de Couceiro en la Xunta y éste ha aplazado a septiembre su decisión, aunque ya ha adelantado que la propuesta de su jefe de filas le acarrea importantes contratiempos. Un paso en falso, como les sucede a otros, puede llevar sus aspiraciones a la hoguera. En el partido y entre los seguidores de Romay, se vive la situación con una calma tensa que no esconde su predisposición beligerante. "Nadie da su brazo a torcer", dice un alcalde alineado con Romay. "Romay es un fajador, ha ganado batallas con sólo resistir los embates, y ahora no nos vamos a amilanar. En septiembre u octubre será la gran guerra", añade.

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Consideran las injerencias del cuiñismo en A Coruña como una invasión de corral ajeno que, por añadidura, puede provocar la pérdida de la Diputación Provincial como primera pieza de un proceso que auguran devastador si se generaliza el estilo Cuiña en el posfraguismo. A su juicio, el cuiñismo, aliado con Cacharro y Baltar, resucita los modos políticos del más puro y antañón caciquismo rural, que Cuiña disfraza con barnices de galleguismo.

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