El fondo de la cuestión
Los mercados de valores sufrieron ayer las consecuencias de los intentos previos por mantener las apariencias ante una crisis que, ayer se reconocía, amenaza con llevarse por delante una buena parte de las ganancias acumuladas en el año, y hay muchas.
La Bolsa de Madrid perdió un 3, 04% al cierre de la sesión, pero durante bastantes minutos sufrió una caída del 3,83% que se convertía en la más importante del año.
La situación apenas ha variado en el fondo y la forma respecto de las jornadas anteriores, pero los inversores han visto el yen por debajo de las 147 unidades por dólar y sin que haya intervenciones oficiales para estabilizarle. A medida que la divisa japonesa pierde fuerza, arrecian los rumores sobre una devaluación del yuan chino, algo para lo que ya sólo falta fecha, según se opinaba ayer en el mercado.
Las noticias que llegaban del sureste asiático no eran esperanzadoras, en absoluto, puesto que se referían a la posible suspensión de pagos por parte de uno de los países más seriamente afectados por la devaluación de su moneda. La constante caída del yen y la sensación de que no hay mayor interés en pararla, fueron una de las causas de la precipitación que se pudo observar en los mercados europeos a lo largo de todo el día, lo que hacía difícil ver el fondo del problema.
En la bolsa española hubo una impresionante concentración de órdenes en los valores directamente relacionados con el mercado de futuros, lo que redundó en beneficio de la liquidez. La contratación en el mercado continuo fue de 182.643 millones de pesetas y una buena parte de ese dinero siguió dirigiéndose hacia la deuda.
La subida de los precios hizo caer la rentabilidad hasta el 4, 72%, nuevo mínimo histórico, y aumenta la presión sobre el nivel de los tipos de interés a corto plazo, todavía en el 4,25%. El diferencial entre las deudas española y alemana, la prima de riesgo, subió una centésima, hasta los 0, 26 puntos, ya que el dinero buscó las mismas salidas en ambos mercados.
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